Los pueblos sin mujeres, una epidemia creciente

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

Los concellos donde los hombres son mayoría crecieron en 10 años el 70%«Somos pocas pero, no se equivoque, aquí mandamos las mujeres», advierte Carmen Colmenares, maestra y concejala, única, en Cervantes durante los últimos 20 años

31 oct 2010 . Actualizado a las 02:25 h.

Para gran parte de los 68 concellos gallegos en cuyo censo hay más hombres que mujeres, este desequilibrio demográfico contra natura es casi el último síntoma, el dato que certifica su fecha de caducidad. No para todos, claro. En la lista hay casos con altos crecimientos vegetativos (Arteixo o Marín) y otros que fluctúan aleatoriamente en torno al 50%. Sin embargo, hace diez años, los ayuntamientos con esta peculiaridad eran 47, el 70%. Y, como ahora, la mayor parte estaban ubicados en las provincias de Ourense y Lugo.

La extensión de este fenómeno, vinculado a la emigración y a la despoblación, ha sido en esta década más notable en las provincias de Pontevedra y Ourense y ha mantenido la afectación más acusada en las zonas de montaña, donde se hallan los concellos con los desequilibrios más notables: toda la comarca de Os Ancares, la mayor parte de A Fonsagrada y bastantes municipios del macizo Central ourensano. En Cervantes, el ayuntamiento más descompensado, el porcentaje de mujeres está por debajo del 44% y desciende al 41,3% entre la población de entre 15 y 65 años.

Un recuerdo desagradable

En el corazón de Os Ancares, el asunto es más que una curiosidad estadística. Es un problema serio. Hace poco más de tres años, cuando el actual alcalde debutaba en el cargo, se dejó llevar por una idea largamente acariciada entre la legión de solteros del pueblo: una caravana de mujeres. Bueno, no era exactamente eso, matiza el alcalde, pero algunos se lo tomaron por ahí y empezaron a hacer campaña contra la iniciativa. Y ante el cariz que empezaron a tomar los acontecimientos, el programa de televisión que patrocinaba el evento se echó atrás: «Foron moitos os que baixaron ao pobo, pero non se fixo nada», recuerda un vecino. No hubo mujeres ni fiesta ni nada. Solo una gran decepción que todavía les escuece a muchos. El alcalde aún sopla cuando se acuerda: «Eu tiven que apagar o móvil tres días».

Cervantes (1.731 habitantes) ha perdido en 30 años a la mitad de su población. Es la tendencia en una de las comarcas más hermosas de Galicia: «Preocupámonos moito de manter a biodiversidade e moitas veces non pensamos na especie máis importante: o paisano da gorra», reflexiona un técnico de Agricultura. Se ha desplazado a dar una charla sobre cómo combatir a un roedor que se está comiendo las praderías. Está un poco decepcionado por la escasa asistencia. Tiene que ver con ese tono de derrota que flota por todo el concello y que solo se altera en la oposición al parque natural, un proyecto que dormita en algún cajón de la Xunta y del que la mayoría no quiere ni oír hablar. ¿Una respuesta masculina ante la única vía de futuro para la zona? «Somos pocas, pero no se equivoque, aquí mandan las mujeres», responde Carmen Colmenares, veinte años de maestra en el concello y de concejala en la corporación, la mayor parte, como ahora, siendo la única mujer. «Al principio fue difícil -admite-, me sentí sola y, además, el alcalde era muy dictador». Desde el colegio ha visto como una generación entera se ha ido, especialmente ellas: «La mujer ahora ya no quiere esclavizarse. El hombre siente más la obligación de defender la casa, por eso se han quedado tantos solteros».

La defensa de la casa

El alcalde rebusca entre razones culturales para explicar la minoría femenina. La tradición del fillo mellorado, que se quedaba al frente de la casa familiar. Cuando todos emigraban, el único que resistía era casi siempre un hombre. Un varón que se quedó soltero y ahora panda con su soledad en las frías noches de montaña.

«No es tanto una cuestión económica como educativa», apunta el demógrafo Manuel Blanco Desar: «Las mujeres consiguen mejores resultados académicos, con lo que valoran más otras opciones de futuro que las que les ofrece su entorno». Entre la alternativa de dedicarse a un trabajo duro y desprestigiado (agricultura o ganadería, básicamente) y buscar una pareja entre hombres con menor formación, las mujeres buscan nuevos horizontes, mantiene Blanco Desar.

El antropólogo Manuel Mandianes también vincula el fenómeno al desprestigio de la agricultura: «En los años 70 hubo un éxodo masivo en el que ya se fueron tanto los hombres como las mujeres y volvieron muchos menos de los que se esperaba, porque el oficio de agricultor no está bien visto. No aporta dinero ni prestigio. Pero eso cambiará en 20 o 30 años».

«Non hai ningunha», explica un vecino de Doiras, en el sur del concello, a la pregunta de cuántas mujeres solteras conoce. «Bueno, aínda quedan dous ou tres. Pero son moi duras». Puede contar las de todo el ayuntamiento. Y eso que en los últimos años el concello ha empleado a más de veinte mujeres en el programa de ayuda a domicilio. «Aínda hai algunhas de vinte e de vinte e pico», matiza el alcalde, sobre el censo de solteras.

-Y a esas las cortejará medio pueblo...

-Home, vostede dirá.