El Sergas ahorró 3 millones en un año con las recetas de 15 genéricos

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

«El despilfarro en fármacos nos daría para construir tres centros de salud cada mes», dice Sanidade

25 oct 2010 . Actualizado a las 09:16 h.

Solo voluntad de ahorro. Nadie encuentra más razones para justificar el espectacular crecimiento en la prescripción de medicamentos genéricos por parte de los médicos gallegos, que acumula ya un ahorro de tres millones de euros en poco más de un año solo en lo relativo a 15 principios activos. La extensión de la receta electrónica y de las herramientas informáticas en las consultas ha posibilitado que el paupérrimo porcentaje de genéricos se haya duplicado, pasando del 8 al 15% en número de envases en unos pocos meses. El Sergas añade a los factores de mejora la campaña puesta en marcha el año pasado dirigida a profesionales y usuarios.

Estos resultados animan a la Xunta a incidir en su proyecto de establecer un catálogo de fármacos financiables y dejar al resto fuera de la cobertura del sistema. Con este catálogo en marcha, la Administración autonómica calcula que el ahorro podría alcanzar los cien millones de euros anuales manteniendo idénticos niveles de cobertura farmacológica para los usuarios de la sanidad pública.

El catálogo está todavía en fase de elaboración, pero se basa en el concepto de eficiencia. Es decir, sobre sus indicaciones terapéuticas, el Sergas elige el medicamento con mejor calidad precio y liquida la capacidad de elección del médico sobre el abanico de fármacos para esa patología. La discrecionalidad con la que un facultativo decide ahora prescribir un fármaco u otro para la misma enfermedad quedaría prácticamente anulada.

Millones a la basura

El proyecto tiene en alerta a colectivos de médicos y pacientes, pero la Xunta expone comparaciones contundentes para justificar el cambio: «Hace poco estrenamos un centro de salud de última generación en Santiago que tuvo un coste de 3,6 millones de euros. Con lo que despilfarramos en fármacos se podrían construir tres centros como ese cada mes», expone un portavoz de la Consellería de Sanidade.

Nieves Domínguez, directora de Atención Sanitaria del Sergas, se explica con una lista de fármacos en rojo y verde. Muchos en rojo, pocos en verde y bastantes en blanco. Solo los verdes sobrevivirán en el catálogo. Utiliza el ejemplo de la atorvastatina, un principio activo que ayuda a controlar el colesterol a miles de gallegos. La mayoría todavía la consumen en presentaciones comerciales como Cardil o Zarator, pese a que su genérico tiene un coste muy inferior. «Solo en atorvastatina se despachan 287.000 envases en el que el precio mayor es de 27 euros, y el genérico, de 4,71. Por no elegir el precio menor, estamos despilfarrando 6,3 millones de euros».

Ante un ahorro tan significativo, estimulado en los últimos meses por las prioridades de la Xunta de reducir su presupuesto, solo cabe preguntarse por qué no se había puesto en marcha una campaña semejante en años anteriores, cuando el abanico de genéricos al alcance de los facultativos era ya muy amplio: «Seguramente por una cuestión de costumbre -justifica Nieves Domínguez- y porque nunca se había abordado con seriedad una campaña estimulando la prescripción de medicamentos igual de efectivos pero mucho más baratos».

Mejores herramientas

Lo cierto es que para los médicos resulta mucho más sencillo abordar ahora la receta de fármacos genéricos, que el sistema informático presenta inmediatamente en la pantalla de su ordenador, con el coste total del tratamiento. El ritmo de crecimiento y la extensión de las herramientas informáticas en el sistema de salud hace prever a la Xunta que, en pocos meses, Galicia puede ponerse a la par de la media nacional en la prescripción de fármacos baratos, hasta una horquilla entre el 20 y el 25% de los envases recetados.

El Sergas ha abierto la posibilidad también de que los facultativos cambien de un plumazo el tratamiento completo del paciente sin tener que esperar a que visite la consulta, en aquellas áreas donde la receta electrónica ya está implantada. La propia Administración efectúa el cambio si el médico lo pide y el paciente se encuentra con el nuevo fármaco ya en la farmacia. Desde que el Sergas abrió esta posibilidad, en los primeros días de julio, se han modificado ya más de 32.000 prescripciones, con un ahorro que la Xunta cifra en 863.000 euros. «El margen de mejora que tenemos es aún muy amplio», confirma la directora de Atención Sanitaria.