El paro bate récords en Portugal y lleva a la pobreza a 1,9 millones de personas

La Voz

GALICIA

Por primera vez se superan los 600.000 parados y se augura que habrá más despidos el año que viene

18 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Si algo preocupa especialmente a los portugueses es quedarse sin empleo. Ven con incredulidad que la tasa de paro en España sea diez puntos superior a la suya, pero no los consuela. Es más, se esperan lo peor, tras augurar el Banco de Portugal que en el 2011 se destruirán 35.000 puestos de trabajo.

Por primera vez en su historia, las estadísticas lusas registraron este año más de 600.000 desempleados al llegar su tasa de paro al 11%, que, aunque lejos del 20,5% español, tiene en el país vecino una incidencia especial.

El sueldo mínimo portugués es de 554,17 euros -184,6 menos que en España- y lo percibe el 12% de la población activa. Otro 50% de los trabajadores del país cobran 25 euros más que este salario mínimo. Con menos de 900 euros se mantienen la mitad de las familias portuguesas, explican los responsables del gabinete de estudios de la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP), el mayor sindicato del país. «Se está empujando a la gente a la economía sumergida con la subida en la presión fiscal, la congelación de pensiones y la bajada de sueldos en la función pública», añaden los analistas del sindicato.

Los taxistas lisboetas, mezcla de analistas políticos y sociólogos, lo constatan: «Gran parte de la flota de la capital es conducida por gente sin contrato, como pasa en todo Portugal. Te evitas declarar y percibes un poco más», resume Normando Feteira, que enseña su licencia mientras resume su currículo de emigrante por media Europa.

Y es que en Portugal muy pocos se fían ya del futuro, sobre todo después de haber escuchado proclamar en mayo al primer ministro José Sócrates que la economía portuguesa había sido la primera de la Unión Europea en salir de la crisis. Los presupuestos diseñados para el 2011 confirmaron que dicha interpretación no era más que un espejismo contable y que es necesario un nuevo «sacrificio patriótico», como reclama el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos.

Recortes drásticos

De entrada, el sueldo de los funcionarios caerá un 5% de media, aunque los cargos más altos verán volar de su nómina un 10%, y con ello el Estado se ahorrará 900 millones de euros. La Administración prescindirá de 45.000 contratados en tres años para dejar el cuerpo de la función pública en 670.000 personas en un país de 10,7 millones de habitantes.

Además, las pensiones serán congeladas por segundo año; se subirán las retenciones salariales; el IVA crecerá por segunda vez en seis meses; habrá menos subvenciones, y hasta se frenarán los subsidios a las familias más pobres.

Y justamente ahí surge un nuevo problema para Portugal, porque cada día hay más familias que caen por debajo de los 420 euros de ingresos al mes, que en el país vecino marcan el umbral de las clases más desfavorecidas. La Red Europea Antipobreza batió las calles del país esta semana para recordar que 1,9 millones de portugueses son pobres y que las medidas tomadas por el Gobierno no harán más que aumentar dicho contingente, que ahora asciende a casi uno de cada cinco habitantes de la República.

Cáritas Portuguesa va más allá, al asegurar que las cifras oficiales no reflejan aún el efecto de la crisis, apuntando a que pueden ser hasta 2,3 millones de personas las que estén sufriendo dificultades para vivir.

En busca de comida

El Banco Alimentario de Portugal refleja en el incremento de familias atendidas este año dicha evolución. A las 260.000 personas que en el 2009 requirieron su ayuda, se han sumado en lo que va de año 40.000 más. «La mayoría de los nuevos solicitantes de ayudas tienen a un miembro de la familia desempleado y sin perspectivas de encontrar trabajo», explican los responsables del centro de Lisboa, que apuntan a los ancianos como el colectivo más desprotegidos del país.

El impago de alquileres se está disparando igualmente, mientras los bancos cortan la concesión de hipotecas para no tener que pedir dinero al Banco Central Europeo. Las insolvencias empresariales han crecido un 37% en el tercer trimestre del año, en un país que cuenta con 360.000 empresas, pero de las que solo 700 son grandes.

La venta de alhajas y joyas es una de las vías más utilizadas por las familias venidas a menos para capear la crisis. Los comercios de compra de oro y los anunciantes que vocean por las calles de Oporto esa salida se multiplican. Otros prefieren probar suerte con el juego, como demuestra la Asociación Portuguesa de Casinos, que constató en septiembre una subida en las apuestas del 6,13% y 28 millones de euros recaudados, pese a ser el año de la crisis.