«Nunca pactaré con la defensa, que lo condenen a lo máximo»

E. V. Pita VIGO/LA VOZ.

VIGO CIUDAD

La madre de Isaac, uno de los gais asesinados en Vigo, ha pasado cuatro años muy duros, pero no ha cejado en su empeño de pedir justicia. Hoy arranca la repetición del juicio.

16 sep 2010 . Actualizado a las 09:43 h.

Marta Pérez afronta con nerviosismo la víspera de hacer justicia a su hijo y al amigo de este tras cuatro duros años de espera marcados por la desesperación. Comparecerá el lunes en calidad de testigo para ser interrogada por el abogado del Estado, que quiere reclamar el dinero de la indemnización al acusado si es condenado. Cuando el jurado anulado absolvió al autor confeso, ella les reprochó: «Les pesará en su conciencia toda la vida». Ha luchado un año para anular ese veredicto y cuando, el pasado 13 de julio, Jacobo salió de prisión provisional le espetó: «Mírame a los ojos, cobarde».

-Ya falta poco.

-Sí, tenemos que esperar un día.

-¿Cómo está de ánimos?

-Estoy con nerviosismo, pero tengo esperanza.

-¿La veremos allí?

-Me citan como testigo el lunes. El jueves y el viernes andaré por el pasillo, pero no entraré en la sala. Me expulsaron del juicio anterior porque había entrado como público en las sesiones. Ahora, no lo haré.

-¿Hay novedades?

-Sé que algunos testigos están fuera y declararán por videoconferencia.

-¿Qué pasa con Marcio, un amigo brasileño de Julio y su hijo?

-Es quizás uno de los testigos más importantes porque fue el último en ver a Isaac, Julio y al otro en la cena de la fiesta de cumpleaños. Luego, solo quedaron los tres en el piso. Pero Marcio no está en España porque lo expulsaron como a un animal después de terminar el anterior juicio del 2009.

-¿Por qué declara usted?

-Mi testimonio sirve para demostrar que yo también vivía en la casa con mi hijo y Julio, pese a que algunos digan que no. Estuve allí casi todo el año, aunque en la época del crimen yo residía en Tui.

-¿Pactaría con la defensa?

-Nunca, ni antes ni ahora. Pido que se juzgue a Jacobo y lo condenen por la pena máxima [65 años], aunque luego solo cumpla quince o veinte.