Cuarta vuelta a Galicia en una Xacovespa de pasión

Por Patricia Blanco, corresponsal

GALICIA

Más de medio centenar de adictos a estas motos recorrieron ayer en Vespa y Lambretta el Camino Francés desde O Cebreiro

13 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Yo he visto una ayer», afirmaba un peregrino. «Yo otra hoy por la mañana», comentaba un vecino. Se aproximaban. Se fueron reuniendo poco a poco. Una por aquí, otra por allí. Desde varios puntos de Galicia. Merodearon ya anteayer (día informal de la peregrinación) por estos parajes de Os Ancares, pero ayer los hicieron suyos en dirección a Santiago de Compostela. Desde el extremo lucense que limita con Castilla y León hasta la mismísima plaza del Obradoiro. Un solo día y no muchas horas.

Quien más y quien menos tiene un referente de lo que es una Vespa y, como tal, evoca recuerdos, momentos e historias a lomos de esta línea de moto escúter que marcó tendencia y época. Pero no es lo mismo ver rodar una sola que observar medio centenar de ellas. Los clubes Avispados de Ourense, Vespeinados de Vigo, Golfos Ártabros (provincia de A Coruña) y Scutre Clú (zona de O Salnés) organizaron para este fin de semana que acaba de pasar su ya Cuarta Vuelta a Galicia. Cuatro años de recorridos por tierras gallegas sobre algo que es mucho más que lata y ruedas. Y puesto que esta nueva edición cae en año jacobeo, dichas entidades planificaron una peculiar vuelta, la Xacovespa: peregrinación en Vespa y Lambretta. Sonora como sus vehículos y contundente como su gran pasión: ellos son vespadictos y lambrettadictos . Llevan, además, una original credencial personalizada.

Avispas desde Pedrafita

En Pedrafita fijaron el punto de reunión y allí se aglomeraron para después ascender los cuatro kilómetros y medio que los separa del alto de O Cebreiro. Aquí fueron recibidos con el mar de niebla. Una luz, dos, tres... y así medio centenar fueron apareciendo en medio de la densidad. Cazadoras de cuero, casco, chicos y chicas, hombres y mujeres. Podrían entonar aquello de «¡qué fantástico dar vueltas por colinas y montañas!» y no desentonarían absolutamente nada. Elegantes como avispas (aproximándose todas juntas lo parecían: parte trasera más gruesa conectada con una delantera de impresión a través de una cintura delgada), Vespas y Lambrettas (más delicada que la primera) recorrieron los 150 kilómetros aproximados que separan O Cebreiro de Santiago. Entre sí, los vespadictos se comunican básicamente a través de Internet. En la quedada para esta Xacovespa han sido muchos los participantes (destacan el gran número de aficionados en Galicia), aunque algunos menos que en la reciente concentración de Vigo, que reunió a 189, tal y como recordaban Damián Cortés (de Scutre Clú) y Álex Otero.

A una media de 60 kilómetros por hora, llegaron ayer mismo por la tarde a Compostela después de hacer parada en Melide para reponer fuerzas. Había ejemplares clásicos (alguno del 56) y otros más modernos. Algunos con historia (una de las Vespas fue restaurada en Vietnam) y otros que aún la están escribiendo. Esta pasión no tiene edad. Entre la comitiva, el más joven era Ángel, con 13 años.