Sectores implicados en el urbanismo denuncian la falta de seguridad jurídica

Héctor J. Porto REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

02 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La coincidencia es absoluta en sectores implicados en el urbanismo sobre la falta de seguridad jurídica que este padece en Galicia. «La licencia de obras es nuestra base legal de actuación, y precisamos que sus fundamentos sean nítidos», exige Javier Garrido, presidente de Feproga (Federación de Promotores de Edificación y Suelo de Galicia), es decir, que «todo sea transparente, público y fácil de interpretar por todos». Sería deseable, insiste, que «cuando uno va a preguntar al Concello ¿qué se puede hacer en este terreno?, lo sepa de inmediato y con claridad».

Es algo de sentido común, proclama Garrido, que advierte, sin embargo, de la «precariedad de base» con que se trabaja en Galicia, ya que «de los 315 municipios, solo 26 tienen un Plan Xeral adaptado a la Lei do Solo del 2002, cuatro veces reformada», deplora. Con estos cambios, critica, «es considerable el papelón que se le presenta a un técnico municipal a la hora de emitir un informe sobre una licencia».

«Darnos un marco»

Razón similar expone José Manuel Domínguez Freitas, alcalde de A Guarda: «Tantas leis de ámbito autonómico e estatal e os PXOM conducen á inseguridade xurídica». E insta: «Debemos poñernos de acordo os principais partidos para dotarnos dunha lei do solo que perviva no tempo. Sentar e darnos un marco, nun exercicio de responsabilidade». Y es que «no se puede hacer política con el suelo», coincide Garrido, que invita a los partidos a «aprovechar la oportunidad» que se presenta con el trámite parlamentario de las directrices del territorio y el POL -plan de ordenación del litoral, al que la Xunta dio el jueves la aprobación inicial- para lograr un gran pacto por el territorio. «No se puede estar a la expectativa de si ganan unos u otros las elecciones», subraya.

Precisamente, la forma en que se está elaborando el POL merece la desaprobación de Enrique Sánchez-Goyanes, abogado experto en urbanismo, que sostiene que la Xunta lo está redactando de espaldas al ciudadano, vulnerando la autonomía municipal y sin un estudio económico para saber cómo se compensará a los afectados, lo que «traerá más inseguridad jurídica».

«Non son cacicadas»

Domínguez explica que tres alcaldes distintos de A Guarda (de 1998 al 2001) concedieron las 21 licencias que la Justicia invalidó, lo que ocasionó tres derribos. Y la piqueta amenaza con proseguir. «Non son cacicadas. Son licenzas avaladas por informes da secretaría e do arquitecto». Y recuerda el proceso: «O PXOM de 1993 recolle na ordenanza 14 un solo de interese paisaxístico no que se pode construír con cautelas. No ano 97 houbo unha modificación puntual. A Xunta non puxo pegas, co agravante de que no 97 a nova Lei do Solo puido advertir sobre a modificación se entraba en contradicións: non advertiu. As licenzas dadas se remitiron á Xunta, e non obxectou. Ao mellor nós non fixemos ben o noso traballo, pero a Xunta é corresponsable por omisión», dice Domínguez para añadir: «Sen a denuncia dun particular estas casas seguirían en pé».

La licencias no pueden estar sometidas «a las interpretaciones subjetivas de cada momento», tercia Garrido, quien anota asimismo que los demandantes particulares «no siempre se mueven por una irreprochable sensibilidad por el territorio, y hasta se han dado casos en que se ofrecen a retirar la denuncia a cambio de compensaciones».

Carlos Fernández, presidente de la Fegamp, dice que «a opinión que pulsa nos concellos pide maior seguridade xurídica. A lexislación urbanística e do solo muda constantemente, sen un corpo xurídico estable. Precísanse leis máis asentadas que eviten que os técnicos e mesmo os políticos se vexan na obriga de tomar decisións no fío da navalla», confiesa. Las normas están sin rodar, sin experimentar, lo que conduce -prosigue-a que «as interpretacións da norma se axusten nos xulgados, e ao final dependes dos xuíces», reprueba.

Las víctimas

Es algo que saben en A Guarda, Lodeiro (Viveiro) y O Piricoto (Vigo), por ejemplo, donde los vecinos viven con la incertidumbre de que sus casas puedan ser demolidas, pese a tener licencia. Son víctimas y denuncian su situación de indefensión.

«Os particulares non poden ser os paganos -concede Celestino García Braña, decano del Colexio de Arquitectos de Galicia-, hai que traballar con máis responsabilidade, non se pode deixar a regulación ao albur dos tribunais. Que ademais non fan dogmas, senón interpretación. Non vale dicir equivoqueime, hai que facer as cousas ben», reclama.