Con estos números a la baja -el año pasado fue el primero que se elaboró unos Presupostos es menor que el precedente-, la lucha de titanes entre los conselleiros por el reparto de la mermada tarta presupuestaria está servida. Fernández Currás admitió que con unas grandes cifras inferiores en 1.000 millones «ímolo pasar un pouco mal» durante el próximo ejercicio.
Educación, sanidad y servicios sociales son prioritarios para la Xunta, así como la inversión en los sectores productivos. «Queremos manter os servizos públicos esenciais inalterados, cumprir os obxectivos propostos ao menor custe posible e gastar con vistas ao futuro, sen comprometer o crecemento», explicó.
El Ejecutivo proyectará una nueva mirada sobre la reducción del gasto corriente, «sempre tendo en conta que xa se era moi estrito». Buscará la amortización de vacantes en algunas fundaciones, revisará las subvenciones y apoyos corrientes y que «cada euro que salga se poida xustificar». Como referencia, el plan estratégico 2010-2014.
La inversión público-privada para evitar que se resientan algunas obras puntuales será la solución, según Fernández Currás, que apuesta por medir las políticas públicas no por los niveles de gasto, sino por los de impacto social. El Xacobeo deberá aportar un plus que, en todo caso, no sería superior al 0,5%, y lejos quedan aquellas previsiones del 1,5%.