Japoneses que peregrinan con 10 y 15 años

GALICIA

Sai y Enjuro Suemura son, de momento y en este año, los más jóvenes que llegarán andando hasta el Apóstol

28 may 2010 . Actualizado a las 12:45 h.

Son realmente encantadores, agradecidos y educados. Kumiko Suemura, de 46 años y sus hijos Sai y Enjuro, de 15 y 10 años, llegaron hasta O Cebreiro haciendo el Camino a pie. Partieron de Saint Jean Pied de Port (Francia) y, durante todos estos días andando han levantado expectación en las distintas etapas. «¡Oh, pequeño, pequeño!», imita Kumiko entre risas la reacción de algunos caminantes. Por tal motivo, ha aprendido el significado de esa palabra en español. Se expresa en un inglés bastante fluido y son sus hijos los que, de vez en cuando, traducen al japonés lo que se le pregunta.

Hacen el Camino, no por espiritualidad, que también, sino «to spend time together». La madre explica que, con su ritmo diario de vida, «very busy», todos muy ocupados, no tienen las horas suficientes para conocerse. Así que cogieron las mochilas (los pequeños también llevan las suyas propias, rosa y azul según el sexo) y se echaron al Camino. Faltan a la escuela, sí, pero llevan bien el ritmo de estudiantes y los profesores les dijeron que, si los libros son algo fundamental, vivir esta experiencia con su madre no lo será menos en sus vidas. La más importante.

Como niños que son, llevan la indumentaria adaptada. Bastones a su medida e incluso juguetes para pasar el rato, como el diminuto silbato que cuelga de la mochila de Enjuro. A Sai la obsequiaron con un pequeño peluche en el último albergue antes de llegar a O Cebreiro: «El señor que me lo regaló -y con el que se reencontraron en la iglesia de Santa María la Real- me dijo que, si lo llevaba, me daría suerte», explica. Hacen los kilómetros que sus piernas pueden soportar, pero tienen claro una cosa: «Yo quiero andar». Por ser niños, explica su madre, en alguna ocasión les donaron «Coca-Cola, fruta y dulces». Se sienten felices con lo hecho hasta el momento, intentan adaptar las literas al tatami y confían en poder llegar hasta Fisterra y, en el futuro, incluso repetir.