Cuando la medicina es ayudar

María Cedrón REDACCIÓN/LA VOZ.

GALICIA

Colaborar como voluntario en los más variados sectores es una de las fórmulas que utilizan muchos mayores para continuar activos tras la jubilación

11 may 2010 . Actualizado a las 02:31 h.

La informática era un terreno que Acisclo Perea tenía a barbecho hasta el día en que se jubiló. Antes era una herramienta que utilizaba para llevar la contabilidad de su empresa, pero ahora es un puente hacia un universo nuevo que le permite, entre otras cosas, estar en contacto con otra gente a través de Internet. Todo lo que conoce de ese mundo lo aprendió en el local sociocomunitario de O Calvario, en Vigo, el mismo lugar en el que ahora es voluntario. Ahí da clase a otros jubilados que todavía no se han sumergido en el vasto universo informático. «Lo que hacemos es enseñar lo que hemos aprendido a otra gente que llega y que, en algunos casos, es la primera vez que ve una computadora», comenta. Tiene 71 años, muchas ganas de aprender y también de transmitir todo lo que conoce. «No somos profesores, cada uno enseña lo que puede o sabe hacer», recalca este maestro amateur que imparte dos horas de clase cada semana en el centro vigués. No es el único que lo hace.

Un espíritu semejante es el que lleva a muchos jubilados o mayores a prestar algún tipo de servicio a la comunidad. Lo hacen como voluntarios. Porque les gusta y los mantiene activos. «Animo a todos a que lo hagan», apunta Acisclo para que cunda el ejemplo. El campo para colaborar es amplio. Están los que ayudan a oenegés, otros imparten clase o asesoran a nuevos empresarios y también existen los que guían a los peregrinos en la ruta jacobea. Cada vez son más los que empiezan a hacerlo.

La experiencia vivida a lo largo de los años junto a la ruta a Compostela es el legado de la vecina de Sarria, Marité Guillade. Este año, a través del Concello, se apuntó a una nueva iniciativa puesta en marcha por la Xunta, Voluntariado da Sabedoría, en la que los mayores que viven en los pueblos o aldeas por las que cruza el Camino muestran a los peregrinos las obras de arte o los lugares más emblemáticos de la zona. «Axudar aos peregrinos, axudeinos toda a vida, pero o programa este é novo. Aquí en Sarria podes ir a ver a igrexa de Santa Mariña ou as ruínas do castelo, porque aquí houbo un castelo. Moitas cousas», explica Marité con gracia. Al igual que hace Acisclo con sus alumnos de informática, va desgranando a todos los que cruzan por la vía todo lo relacionado con esos monumentos que vienen en las guías. «O outro día preguntaron por un lugar para comer. Claro, tamén lles dis onde poden ir tomar algo. E hai que guiar aos que van en bicicleta porque hai que ir pola estrada. Hai tramos no Camiño que podes ir a pé, pero para ir en bici non está para ir ben», comenta.

Dar y recibir

La labor que hace también le aporta mucho. Uno da, pero también recibe. «É moi bonito. Ves que chega un e vas para ver que precisa. A xente é encantadora. Para os que non temos outra cousa en que investir o tempo é unha forma de entreterte, mellor que estar todo o día mirando a tele», comenta tras haber estado ya con unos ruteros.

El que aún no está jubilado, aunque, como dice, «ya estoy en edad», es José Montes, un compostelano de 67 años que es voluntario en Cáritas Diocesana. El tiempo que tiene cada día lo reparte entre su trabajo y la dirección de ese colectivo en toda el área de Santiago. Ahí, en ese ámbito, encuentra cada día a muchos mayores que prestan su tiempo para ayudar a otros en todo tipo de funciones. Los hay que atienden el ropero, otros el teléfono. Cada uno va haciendo lo que puede. «Muchos ven compensada con este tipo de labor esa falta de actividad que hay después de finalizar la etapa laboral. En el rural no ocurre igual porque hay muchas cosas que hacer, pero en la ciudad hay menos cosas y hacer una labor como el voluntariado es una opción», apunta.

Y la opción es buena. «Los jubilados acostumbran a tener mucha creatividad y muchas ganas de trabajar. Lo hacen por altruismo, pero para los creyentes también es una forma de ganar el cielo», apunta Montes.