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El vino mira a Galicia y potencia el enoturismo

M. C.

AGRICULTURA

El consejo regulador del Bierzo tiene adscritas 4.100 hectáreas de viñedos

15 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cacabelos es tierra de viñedos. De vino y cerezas. Los peregrinos que caminan hacia Compostela discurren, a pie o en bicicleta, entre vides y árboles en flor. Entre las variedades que cubren los montículos bercianos hay mencía, garnacha de Alicante, valenciana o palomino. Los caminantes miran a Galicia. El comercio del vino berciano, también. Lo hizo antaño, cuando los bodegueros repartían barricas con caldos de mesa a domicilio por los pueblos del oriente de Lugo, y continúa haciéndolo ahora. Aunque han mejorado mucho en calidad.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo, con sede en Cacabelos, trabaja para que los vinos que hace años no podían competir con los de Castilla entren ahora en los ránking de los mejores de España. En el consejo están inscritos 3.800 viticultores repartidos en 55 bodegas. Cultivan 4.100 hectáreas de viñedo que producen unos 7,2 millones de botellas cada ejercicio, según los datos facilitados por la propia entidad. Las principales variedades que explotan son el mencía, en tinto, y el godello, ya en la línea de los blancos.

Una relación histórica

«El comercio de este producto con Galicia no es nuevo porque los bodegueros que había por esta tierra no podían competir con los de Castilla, entonces enviaban la producción a occidente como mercado natural», apunta el historiador villafranquino José Antonio Balboa.

Justo junto al Camino de Santiago que cruza los viñedos está la casa del responsable del consejo regulador, Alfonso Arias Cerezales, uno de los miembros de la cooperativa Vinos del Bierzo, también con sede en Cacabelos. El viticultor trabaja las viñas con su padre. Está subido a un tractor, pero hace un alto en la jornada. «¿Galicia? Galicia es un buen mercado. Todavía tenemos algunos puntos pendientes, pero estamos tratando de promocionar el vino en ellos», comenta.

Mercado

Lugo y Ourense son dos de las provincias en las que el producto generado por las uvas del Bierzo cuenta con mayor número de adeptos. A Coruña y Ferrol son esas dos islas que el consejo regulador pretende conquistar. No es el único hándicap que se propone superar. «Otra de las cosas que estamos poniendo en marcha es el enoturismo en la zona, algo que ya se hace en Galicia. Aquí hay algunas bodegas que empiezan a recibir gente para que vea el proceso», apunta.

La unión entre la comunidad gallega y el Bierzo en cuestión de vinos va incluso más allá. Algunas compañías como Terras Gauda también tienen presencia en la comarca. Las bodegas Pittacum, propiedad de la gallega, son un ejemplo.

Pero el boyante sector vitivinícola berciano tiene otra cara que no es tan amable. La que se ve afectada por el despoblamiento rural, un hecho que está afectando a los viñedos. «Hay muchos abandonados por ahí porque es duro trabajar en el campo», apunta el responsable del consejo regulador. Las vides abandonadas son, sobre todo, las de las especies menos promocionadas en la zona.

Pero no solo con vino está presente el sector agrícola berciano en la comunidad gallega. Los productos de la huerta, frescos o en conserva, y las cerezas son otros de los grandes potenciales que ofrece la zona.