El fiscal pide 46 años de cárcel para cada uno de los supuestos autores del crimen de Betanzos

FERROL CIUDAD

La acusación sostiene que Adriana Amenedo también descuartizó a la pareja de Sada

29 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Adriana Amenedo y Manuel Antonio Prado Riveiro tramaron un plan para hacerse con el dinero de una pareja. Los mataron a cuchilladas, los descuartizaron y luego abandonaron sus restos en un monte cercano a Ferrol. Así lo entiende el fiscal, que les imputa dos delitos de asesinato y profanación de cadáver, lo que se traduce en una pena para cada uno de 46 años de prisión.

Según el auto de procesamiento, enviado ayer a las partes, los procesados asesinaron en septiembre del 2008 a José Manuel Gómez Rodrigo, Pachá , un sadense de 37 años, y a su novia Claudia Alejandra Castelo Castro, de 25, en el piso que ambos compartían en Betanzos. No tenían otro móvil que el dinero que pudieran poseer las víctimas.

La acusación no ve diferencias entre lo que hizo Adriana Amenedo y Antonio Prado Riveiro. Ambos planearon el crimen y los dos lo llevaron a cabo. Mete a los dos en el mismo saco pese a las continuas declaraciones y desmentidos de uno y otro. Si bien al principio el procesado había declarado que su compañera no tuvo nada que ver en el asesinato, que se limitó a prestarle ayuda en el traslado de los cuerpos, con el paso del tiempo y, sobre todo, a raíz de que Adriana decidiese en la cárcel romper la relación -tienen un hijo en común-, lo que antes era blanco se volvió negro. Tras la ruptura sentimental, Prado Riveiro realizó una sonada declaración ante la jueza de Betanzos, en la que culpaba directamente del doble asesinato a la que era su compañera. «Fue ella la que ideó la muerte de los chicos y me dejé llevar porque es muy manipuladora», dijo entonces un despechado Prado Riveiro, un hombre de 32 años que ya había estado implicado en un episodio sangriento en 1999, cuando mató a un taxista en Ordes tras asestarle múltiples puñaladas. Este vuelco en su versión dejó a Adriana a los pies de los caballos. De mera colaboradora en un delito de profanación de cadáver pasaba a sospechosa de la autora intelectual del crimen.

Pero ella también quiso cambiar su declaración. Describió a su ex pareja como un asesino sin escrúpulos y dijo que ella se enteró del crimen cuando vio los cuerpos.