La crisis golpea las dos caras de la provincia más rica

GALICIA

A Coruña, urbana pero también rural, tiene en la diversidad su principal activo

26 ene 2010 . Actualizado a las 02:04 h.

Los indicadores socioeconómicos de A Coruña la sitúan siempre a la cabeza de Galicia en renta, sin que ello signifique (aún) equipararse a las tasas nacionales y aún menos a las de Europa. Por algo seguirá siendo beneficiaria de sus fondos al menos hasta el 2013, una de las últimas oportunidades de arañar inversiones comunitarias que, apuntan los teóricos, bien podrían ayudar a cimentar nuevas oportunidades productivas.

Pero la radiografía de la provincia más poblada continúa reflejando los claros y sombras de la diversidad, resaltando diferencias que acaso la crisis contribuye a acentuar: cuando no 94, tantas como municipios, al menos existen dos Coruñas bien distintas dentro de una provincia en la que residen el 40% de los gallegos. Una es la urbana, la de A Coruña, Santiago y Ferrol, focos de población y actividad empresarial, en cuyas áreas se ubican los significativos, cuando no modélicos, ejemplos industriales de una economía que, en un 60%, se basa en los servicios. Conviven la aún insuperada crisis ferrolana, pese a la competitiva posición de Navantia, el carácter administrativo y el tirón turístico de Compostela, y la potencialidad coruñesa, líder en distribución aunque sobresaturada comercialmente, con los esfuerzos de Barbanza por sumarse al eje de desarrollo. La otra es la rural, la Coruña más cercana a la Galicia interior, aunque esté en plena Costa da Morte, con economías primarias y muy dependientes de la subsidiación ligada al envejecimiento. Curiosamente, en plena recesión las pensiones constituyen un ingreso fijo para ajustadas economías domésticas amenazadas por el fantasma del paro.

De la precaria situación del sector lácteo, la ganadería, el forestal y la pesca las noticias son casi una constante de precios ridículos para los productores que nada tiene que ver con los que cuelgan en las estanterías del súper. La atomización que con esfuerzo tratan de superar en las explotaciones no ha tenido igual reflejo a la hora de dar el salto a producciones de valor añadido. Otros sectores tradicionales, sin embargo, han sabido competir, como el de la conserva o el de la cerámica, puntales para impulsar una locomotora que algunos apuestan por enganchar de Bergantiños a Ferrol. Nuevas posibilidades se abren además en energía, de la eólica al gas o el bioetanol, y en el más que digno esfuerzo de empresas ligadas al segmento tecnológico en el entorno de A Coruña y Santiago.

Demografía y empleo, tocados

Un territorio en el que se concentran tres de las siete ciudades gallegas, un área metropolitana pujante, dos aeropuertos, dos universidades (y tres campus, con el de Ferrol), dos puertos de interés general... no ha sido capaz, sin embargo, de garantizar aún un relevo, ni demográficamente ni en términos de calidad de empleo. Seis de cada diez coruñeses viven en entorno periurbano, donde también se concentra el 40% del paro de la provincia, y grandes áreas como las comarcas del Xallas, Soneira o Fisterra presentan escasas oportunidades para salir de la depresión.

La contada penetración de capital extranjero, con anecdóticos ejemplos de captación de inversiones, el difícil acceso al crédito para la bolsa de pymes paralizadas por una banca absorta en sus propios problemas, y el escaso oxígeno que insufla la inversión pública dibujan también el mapa de una provincia que tiene en la diversidad de su tejido productivo la posibilidad de diversificar, también, los riesgos y multiplicar las oportunidades.