Baiona se rebela contra el botellón

GALICIA

Los vecinos están hartos de los destrozos en el mobiliario urbano y en propiedades particulares que ocasionan algunos jóvenes cada noche de los fines de semana

25 jul 2009 . Actualizado a las 02:14 h.

Baiona se rebela contra el botellón. La llegada masiva de jóvenes para beber trae de cabeza a vecinos y autoridades locales. Los primeros padecen las consecuencias, mientras que los responsables municipales lamentan la falta de medios para poder controlar una afición por la bebida al aire libre que con el paso de los años se ha convertido en todo un fenómeno de masas. Atrás quedan los tiempos en los que la famosa recta de Sabarís concentraba la mayor parte de los locales de la movida nocturna de la villa turística. Ahora lo jóvenes eligen el parque de A Palma y las inmediaciones de la fortaleza de Monterreal para reunirse y divertirse en torno a botellas de refrescos y de bebidas alcohólicas que compran en tiendas de ultramarinos o supermercados.

El botellón de Baiona degenera en vandalismo. Son una minoría los jóvenes que acaban perdiendo el control, pero los efectos destructivos que producen son suficientes para crear uno de los problemas más graves que tiene el Ayuntamiento durante la temporada de verano. El mobiliario urbano se resiente cada fin de semana. Al amanecer, los vándalos destrozan todo lo que encuentran a su paso ya de vuelta para su casa a descansar después de una noche de juerga. Han acabado con cabinas de teléfonos, señales de tráfico, contenedores, jardineras, y también han roto cristales en viviendas.

Los actos de vandalismo han llegado incluso al puerto pesquero. Tras una noche de diversión, cinco jóvenes acabaron a las ocho de la mañana de ayer viernes bañándose en la ría. Se desnudaron en el paseo marítimo y de allí saltaron al agua. Pero no contentos con refrescarse, hundieron una lancha motora que estaba allí fondeada. Trabajadores del puerto deportivo vieron lo que ocurrió e incluso lo grabaron en vídeo. Poco después llegó la Policía Local y la Guardia Civil, que identificaron a los autores de la gamberrada. El propietario descubrió lo que pasó a mediodía y tenía intención de denunciarlo.