La caridad genera tensión vecinal en el centro de A Coruña

A CORUÑA CIUDAD

Los vecinos del Orzán demandan más policía cerca de la Cocina Económica

09 jul 2009 . Actualizado a las 15:02 h.

«Yo soy socia, pero a veces tengo tentaciones de borrarme. Porque una cosa es la pobreza y otra la porquería y la delincuencia». Son palabras de una de las vecinas de la calle Juan Canalejo, en A Coruña. Se refieren a la Cocina Económica, una institución benéfica que lleva más de un siglo atendiendo las necesidades de los más desfavorecidos. La vecina constata que en los últimos meses la afluencia de personas se ha multiplicado, y que con ese aumento se han agudizado un gran número de molestias en el barrio, que están tensando el día a día.

La situación ha llegado a un punto tal que, al igual que ocurrió recientemente con los casos de varios locales after hours, algunos vecinos están barajando la idea de montar patrullas ciudadanas. Así lo asegura María Isabel Vázquez, presidenta de la comunidad de vecinos de la urbanización que engloba los números 16 y 18 de la calle Juan Canalejo y el número 5 del pasadizo del Orzán, pegados a la Cocina Económica.

«Somos unas 400 personas que estamos hartas de esta situación -señala la presidenta de la urbanización-. Esto viene sucediendo desde hace 4 o 5 años, pero ahora hemos llegado a una situación insostenible». Explica que el problema, que se suma a los existentes en la zona de noche al ser el Orzán el área coruñesa más saturada de locales de copas, es diario: «De lunes a domingo tenemos invadida esta zona. Muchos de los que vienen ahora son borrachos y drogadictos que pierden la noción de dónde están, hacen sus necesidades en la calle, andan a navajazos y a palos. Aquí se ve de todo».

Elvira R., responsable de la vigilancia de uno de los párkings de la zona, lo certifica. «Hay de todo. Lo de las navajas está a la orden del día y a algunos se les puede ver vendiendo droga. Además se plantan en los portales y en los accesos de los garajes y no dejan pasar a la gente. Si les dices algo, pobre de ti. A mí ya me quisieron agredir alguna vez y, hace dos años, me pegaron de verdad», explica.

Desde las ocho de la mañana

La tensión, según explican los residentes, empieza a primera hora. Muchos de los asiduos a la cocina económica acuden al desayuno que gratuitamente se ofrece a las 8.30. «Toman el desayuno y ya vienen con las cervezas baratas y el vino y ya se colocan y empiezan a molestar». En el supermercado próximo aseguran que, cuando abren a las nueve de la mañana, ya hay colas y que en algunos casos han tenido problemas de robos, aunque nunca ninguna agresión.

Sin embargo, ayer a las doce del mediodía la tranquilidad era total. «No sé qué habrá pasado, pero esto a estas horas normalmente no está así», comenta la presidenta. Los vecinos y los dueños de los locales cercanos indican lo mismo. Por su parte, desde la cocina económica señalan que no existe constancia de incidentes en las horas de comidas. Su administrador, Óscar Castro, comprende que una afluencia tan grande llama la atención de los vecinos: «Son 200 personas y los vecinos pueden verse intimidados».

Castro admite tener que haber llamado a la policía en alguna ocasión: «Sí, pero son altercados que pueden pasar como en cualquier otro local de hostelería y son casos aislados».