Michael Girin defiende el modelo estadounidense consistente en contar los kilómetros de costa afectados para tener una idea del coste de la catástrofe. «Es la única solución para calcular el impacto con rapidez y eficacia, pues establecerlo en términos biológicos es algo muy complejo».
-En el «Prestige», la decisión de alejarlo aumentó los kilómetros de costa afectada y el responsable de esa decisión fue el Gobierno. ¿Estaría obligada a pagar la Administración?
-Paga quien contamina, el propietario del buque.
-¿Y el que decidió alejarlo extendiendo el vertido?
-En Estados Unidos lo que decide la autoridad marítima no importa. Hace lo que hace en base a sus reglas. El propietario tendría el derecho de criticar esa decisión diciendo que se ha contaminado más costa que si se hubiera refugiado el barco. Pero tendrá que probarlo.
-En el «Prestige» se contaminaron muchos kilómetros, pero con una intensidad muy baja. ¿Este sistema no desvirtuaría el alcance del impacto?
-No, porque se basa en una combinación de la intensidad de la contaminación y la extensión del vertido.
-Usted habla a menudo de los asesores, pero el trabajo científico es muy lento.
-Por eso también digo que los asesores no deben ser los mejores científicos, los más competentes, sino que simplemente deben estar preparados para contestar con rapidez. Es un tipo especial de científicos.
-¿Usted es uno de ellos?
-Sí, soy uno de ellos.