Pocas veces un Consello de la Xunta se desarrolló en un marco tan electoral, cuando ni siquiera se conoce la fecha de los comicios que, en todo caso, no serán antes del mes de marzo. El presidente autonómico, Emilio Pérez Touriño, se despachó ayer a gusto con el líder del PPdeG, Alberto Núñez Feijoo, al que atribuyó el despliegue de una «campaña orquestada, directa, personal e planificada» para tratar de desprestigiarlo, «con datos falsos». Touriño indicó que la actitud del máximo dirigente de los populares gallegos se corresponde con la de alguien que vive en la «desesperación» y la «frustración», porque «sabe que a súa derrota está próxima nas urnas».
No se mostró precisamente parco con su oponente político, y aseguró que «a campaña de desprestixio será convenientemente contestada día a día» por parte de su equipo de colaboradores. Los movimientos del PPdeG dirigidos a tocar la imagen del Ejecutivo, al que Núñez Feijoo y su entorno colocan en un ambiente de lujos y obras de reformas millonarias, son, a juicio de Touriño, el último recurso que le queda al que será, por excelencia, su rival en las próximas elecciones autonómicas. Unos comicios a los que el presidente evitó, una vez más, ponerle fecha, incluso sin que nadie le preguntase por ello.
«Cada un na súa responsabilidade escolle as súas mensaxes e preocupacións e cada cal é responsable da súa axenda de traballo», indicó en clara alusión a Feijoo. Touriño sostuvo que su cometido es estar al frente de un Gobierno «que dende a responsabilidade e a confianza está respondendo á crise».
El dirigente autonómico, que la víspera de la celebración del Consello de la Xunta aplazó su viaje institucional a Uruguay y Argentina con el argumento de la crisis económica, adujo que no está dentro de la «cabeza dos deseñadores da campaña do PP», pero, constató, está basada en el «falseamento da realidade» para perjudicarlo como «seguro candidato» socialista.
Touriño se abonó a la tesis de la campaña orquestada y «medida» por parte del Partido Popular de Galicia y aludió a la «mentira e manipulación» que Feijoo y los suyos propulsan, dijo, cuando hablan de lujos y obras en el despacho presidencial y sus aledaños, o de la compra de coches oficiales, que son, concluyó, de conocimiento público.
Afirmaciones a las que Feijoo puso el contrapunto: «Fai falla moitísima humildade e sobra moitísima vanidade», advirtió.