El mal olor del agua de A Coruña persiste veinte días después de haber sido detectado

Gabriel G. Enríquez

A CORUÑA CIUDAD

30 sep 2008 . Actualizado a las 12:08 h.

Veinte días después de que los vecinos de Carral detectaran por primera vez un hedor en el agua que llegaba a sus casas, el problema sigue vigente en A Coruña y en varios puntos de su área metropolitana, como Oleiros y Cambre. Y es que desde principios de este mes son numerosas las voces que han denunciado el mal estado del líquido que mana de sus grifos. Un producto que incumple dos de sus características esenciales, inodoro e incoloro, por lo que muchas personas han optado en las últimas semanas por recurrir al agua embotellada.

Las quejas se iniciaron en Carral, el pasado día 10. Si el problema no era generalizado, varios habitantes de la zona alertaron del mal sabor y peor olor del agua que consumían. Emalcsa, la empresa municipal de A Coruña que se encarga de gestionar el suministro, hizo catas en hogares afectados para averiguar las causas de la situación, movilizando a varias cuadrillas de trabajadores para analizar la red de distribución.

Recientemente, Emalcsa reconoció a través de un comunicado oficial que se había detectado un supuesto foco contaminante en Rego de Iña, en Cerceda, un cauce que desemboca en el río Barcés, del que se surten directamente los vecinos de Carral y que después se almacena en el embalse de Cecebre, depósito fundamental para el consumo de agua coruñés.

Medidas: desvío a la mina

Tras localizar este foco, la compañía informó de que el regato había sido desviado hacia la mina de Meirama para evitar la posible contaminación, por lo que ya no llegaba a su destino habitual: el Barcés.

Desde un primer momento, la empresa municipal trató de imponer un mensaje tranquilizador. Indicaron que el agua estaba siendo analizada detalladamente en sus laboratorios y también en los de la Consellería de Sanidade. Según los resultados obtenidos, «el agua es potable y perfectamente salubre», subrayaban.

Pero las protestas de los afectados aumentan. El pasado fin de semana, vecinos del barrio de As Conchiñas, en A Coruña, se quejaban de que el agua que brotaba de las cañerías contenía una especie de residuo formado por unas pequeñas partículas blancas que la enturbiaban.

Un residente en el núcleo de O Temple, municipio de Cambre, denunciaba ayer la situación que padecía en su casa. «El agua sale del grifo con un color marrón oscuro, y no es apta ni para la ducha», reprochaba.

Al parecer, Emalcsa está llevando a cabo un cambio en el proceso de depuración del agua, en el que sustituirá el empleo de cloro por el de ozono. Fuentes conocedoras de este sistema apuntan que la implantación de esta clase de modelos puede traducirse ocasionalmente en malos olores.

Por otra parte, en el municipio donde arrancó el problema, Carral, la situación vuelve poco a poco a la normalidad, según explicó el propio alcalde, José Luis Fernández Mouriño. «El hedor aún se sigue notando, pero en menor medida. Al menos, esta mañana [por ayer]», dijo. De todas formas, explicó el regidor, la dirección del único centro de Educación Primaria y Secundaria del concello mantendrá el suministro de agua embotellada hasta que el olor desaparezca por completo. «Si yo no bebo el agua, mis hijos tampoco lo harán», sentenció.