Asturias reivindica el «guapismo»

GALICIA

La cultura popular y una legislación severa permiten a la comunidad vecina presumir de un territorio atractivo y ordenado en el que basa su imagen de marca

24 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A pesar de su agonía demográfica (1.079.215 habitantes) y de los reveses económicos que ha soportado en las últimas décadas, Asturias se mantiene más guapa que nunca. La comunidad vecina ha resistido con bastante dignidad el bum constructivo y ha preservado sus ventajas naturales con una legislación restrictiva aplicada con severidad. Ese rigor, combinado con una tradición popular poco dada al feísmo urbanístico, ha revertido en un territorio que muestra en su mayor parte un aspecto atractivo y acogedor.

Por toda la comunidad es extraordinario ver casas sin recebar o mal pintadas. Elementos de construcción como la uralita han sido desterrados; la teja se impone en todas las cubiertas, a dos aguas, excepto donde las normas urbanísticas establecen que el tejado sea de pizarra o a cuatro aguas, en función de la tradición de cada zona. Las viviendas unifamiliares en el medio rural nunca superan las dos alturas y, más allá de las normas que dicta la ley, los propietarios muestran una evidente querencia hacia la ornamentación, que se observa en múltiples detalles apreciables en la mayoría de las viviendas y que determinan de forma sustancial el atractivo asturiano.

Pedagogía

La actividad particular relacionada con el urbanismo ha sido alimentada durante años por el rigor legislativo. Normas como la que impide edificaciones en los primeros quinientos metros desde la línea de costa tienen ya una vigencia de década y media, en tanto que la ausencia de planes de ordenación urbana y la discrecionalidad municipal se vio paliada durante años por la existencia de un organismo autonómico que visó cada proyecto elevado fuera del planeamiento. Hoy en día, todos los concejos asturianos disponen de su propio plan de ordenación y el organismo autonómico, la Cuota (Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias), aborda solo los proyectos que se plantean fuera de los núcleos aparte de las variaciones en los planes municipales.

Esta actividad legislativa, según reconocen varios expertos, ha revertido en una suerte de pedagogía que ha reforzado el buen gusto urbanístico de los asturianos y reforzando la imagen de guapismo que se extiende por la mayor parte de su territorio y que contrasta claramente con el aspecto del medio rural gallego.

Despoblado, pero cuidado

El cuidado que se aprecia en la mayor parte de Asturias choca con la deriva demográfica del Principado, la peor de toda España, con pérdidas constantes y la permanente concentración de población en el núcleo central que determinan Oviedo, Gijón, Avilés y la cuenca minera. La paulatina despoblación que afecta al resto de la autonomía no ha dejado, sin embargo, descuidado el territorio, donde se sigue apreciando una notable actividad constructiva, sobre todo de viviendas unifamiliares más que de grandes promociones urbanísticas o de urbanizaciones de pareados muy escasas a lo largo del Principado.

La protección legislativa ha permitido que el impacto de las grandes infraestructuras viarias que cruzan casi toda Asturias no revirtiera en movimientos especulativos y que la comunidad siga presumiendo de su incontestable guapismo.