El número de vigilantes privados en Galicia supera ya al de policías

GALICIA

El sector gallego ronda los 6.000 empleos y factura 130 millones de euros solo en seguridad

26 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cada vez que un ciudadano intenta acceder a la sede de un organismo público, a un hospital, un banco, un centro comercial, un aeropuerto, una estación de tren o de autobuses, incluso a un centro de salud, es difícil que no se encuentre con un señor uniformado, armado al menos con una porra, y/o una cámara de seguridad que no le quita el ojo de encima.

No son policías ni guardias civiles, sino los vigilantes de seguridad, cada día más integrados en el paisaje urbano gallego, donde las tasas de delincuencia están muy por debajo de la media nacional. Son el más claro exponente del negocio generado por el miedo, una de las características de las sociedades desarrolladas modernas. Galicia, al menos en esto, ya se ha subido al carro de la modernidad.

Este pequeño ejército de vigilantes en constante crecimiento ya supera con creces al número de policías nacionales adscritos a las distintas plantillas de la comunidad autónoma (2.992) y al de policías locales (2.572).

Existen 4.448 vigilantes de seguridad homologados, pero si se le suman las plantillas de jefes y directores de seguridad, escoltas, vigilantes de explosivos, encargados de transporte de fondos, centrales de vigilancia y detectives, el número total de personas de la seguridad privada en Galicia se aproxima al de la Guardia Civil, que tiene destinados 5.000 hombres y mujeres en la comunidad gallega.

Pero si además se computasen los auxiliares de servicios, que oficialmente no son vigilantes de seguridad, pero que están desempeñado esa función en el 30 o el 40% de los casos, según las asociaciones profesionales del sector, entonces pasaría a ser el colectivo más numeroso dedicado a estas actividades, con cerca de 6.000 empleos.

Facturación

El miedo a perder lo que se tiene, incluida la vida, y la sensación de inseguridad, al menos subjetiva, generada por la suavidad con que el sistema punitivo vigente castiga los delitos contra la propiedad, son el caldo de cultivo en el que ha nacido y crecido de forma espectacular un sector que ha facturado el año pasado 3.347 millones de euros a nivel nacional -130 millones en Galicia- y que crece a un ritmo de casi el 10% cada ejercicio.

En la comunidad, el principal cliente de las empresas de seguridad privada, especialmente en servicios de vigilancia, son las distintas Administraciones y empresas públicas, pero muy especialmente la autonómica. Paradójicamente la mayoría de estos contratos se los llevan las grandes empresas del sector con domicilio fiscal fuera de Galicia y que aquí se limitan a mantener delegaciones.

El sector público supone el 40% de la facturación de las 47 empresas que ofertan servicios de seguridad privada. El resto se lo reparten la industria, las entidades financieras, el comercio y los particulares. Este porcentaje está diez puntos por encima de la media nacional y da trabajo a una buena parte de los cerca de 4.500 vigilantes de seguridad homologados que en la actualidad prestan servicio en Galicia, según datos de la unidad territorial de seguridad privada de la Policía Nacional, que es la encargada de supervisar las empresas del sector.