Los vecinos de Lariño, en el municipio coruñés de Carnota, dieron este fin de semana la voz de alerta al toparse con dos yeguas salvajes muertas con varios disparos en sus cuerpos. En la localidad niegan que hayan sentido disparos, sin embargo, al observar los cadáveres de los animales nadie dudó de que habían sido víctimas de un tiroteo. Las reses no llevaban identificativo.
Aunque nadie se atreve a hablar demasiado del asunto, no se descarta que la muerte de los animales -una de las yeguas estaba en avanzado estado de gestación y su cría también falleció- tenga que ver con los numerosos trastornos que causan las reses salvajes. No es la primera vez que los residentes denuncian los destrozos de estos animales en sus cultivos o que hay accidentes de tráfico porque los equinos cruzan los viales.
Pese a esta circunstancia, el alcalde carnotano, José Oreiro, condenó la muerte violenta de las yeguas y aseguró que, aunque comprende «a gran rabia» que causa la presencia de los animales por los destrozos que ocasionan, no aprueba la «presunta decisión de tomar a xustiza pola man».
El regidor señaló que, si no se llega a un acuerdo para que los ejemplares mostrencos estén identificados y dejen de causar problemas, se verá obligado a prohibir su presencia.