Los jabalíes, cada vez más atrevidos y urbanos

GALICIA

Vecinos de Santiago divisan los animales en el barrio de Fontiñas. En Marín incluso comen marisco.

12 dic 2007 . Actualizado a las 11:30 h.

Los jabalíes son animales salvajes cada vez más frecuentes en los entornos humanizados. Años de protección administrativa -apoyada por los conservacionistas y fuertemente criticada por los agricultores que sufren las pérdidas de cultivos- han multiplicado exponencialmente el número de ejemplares en la comarca de O Morrazo. En Marín, a este paso, los jabalíes van camino de ser más habituales que los zorros o los conejos en el monte e incluso en las zonas habitadas.

El caso más pintoresco se da junto a Casa Pacita, en la barriada de Pérez Crespo, en Mogor. Desde hace más de veinte días tres jabalíes -un macho adulto, otro más pequeño y una hembra pequeña- se acercan al establecimiento todos los atardeceres y comen de los restos de las comidas. No le hacen ascos a ningún plato y comen los restos de bueyes y otros mariscos con el mismo brío de si se tratase de los comensales de una boda. Abelardo Santiago, hijo de la propietaria, explicó ayer que estos tres animales se les acercan mucho: «Si nos quedamos quietos llegan hasta un metro o más cerca de nosotros, pero sin nos movemos un poco, aunque sea un brazo, salen disparados corriendo a gran velocidad».

Los tres visitantes faltaron a su cita de ayer y del lunes, quizás percibieron que se estaban convirtiendo en el centro de atención de un número mayor de humanos. El humo de la quema de rastrojos de una finca próxima tampoco ayudó ayer. En Mogor, los vecinos se sienten intrigados por la novedad y esperan que las visitas se repitan.

Los comportamientos extraños de los jabalíes no se circunscriben a Mogor. La afición de los puercos bravos por las buenas prácticas del turismo no son nuevas. Se han documentado casos nadando y en las playas.

Sin ir muy lejos, este mismo verano unos vecinos de Ardán descubrieron unos bultos flotando en medio de la ría. Al acercarse y enfocarlos con los faros se llevaron la sorpresa del año. Se trataba de varios jabalíes de distintos tamaños, que nadaban formando en fila, procedentes al parecer de alguna playa de Bueu o de Marín y que avanzaban, aparentemente, hacia algún punto de la costa de Sanxenxo o Poio. Asustados al ser descubiertos, estos puercos bravos volvieron sobre sus pasos hacia O Morrazo, perdiéndose en el agua y la oscuridad de la noche.

Este no es el único caso de la presencia de jabalíes haciendo natación, por así decirlo, en las Rías Baixas. Hace años un barco bateeiro rescató del agua a un jabalí que se había lanzado al agua en la ría de Vigo después de cruzar todo el puerto de Moaña. En enero del año 2005, los vecinos de Sanxenxo se despertaron con un jabalí dándose un baño en la playa de Silgar como si fuese un visitante más.

Suceso en la circunvalación

Otros incidentes no son tan bucólicas. Pueden ser un peligro para el tráfico. A las 19.52 horas de ayer, un coche que circulaba por la vía rápida de Marín, en dirección a Ardán, atropelló a uno de estos animales, que se había atrevido a cruzar la variante. El jabalí murió y causó daños al vehículos, pero afortunadamente el conductor resultó ileso.

Además, los agricultores se quejan cada verano de los destrozos en las cosechas de maíz, sin que ni cazadores ni Xunta les abonen una compensación por las pérdidas. Ahora los animales se han envalentonado y siguen visitando las fincas en A Brea, en Seixo, algo que no extraña cuando se piensa que ayer un grupo se paseó por el polígono de Fontiñas en Santiago.