Un acusado de matar a un indigente afirma que la víctima se clavó el cuchillo al caer al suelo

GALICIA

21 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Fue una muerte fortuita o un homicidio. Entre ambas tesis, esgrimidas por defensa y acusaciones, tendrán que decidir los nueve integrantes del jurado popular que desde la tarde de ayer deliberan sobre la culpabilidad o inocencia de Wahrani Majen Abdul, acusado de haber asestado una puñalada mortal a un ourensano en la tarde del 20 de febrero del 2006.

El jurado popular comenzaba sus deliberaciones -hasta que no tengan un veredicto permanecerán incomunicados- tras una intensa jornada en la que escucharon tanto la declaración del acusado como las de los testigos, policías y peritos. Casi todos los testimonios coincidieron en señalar que víctima y sospechoso eran conocidos en los ambientes marginales ourensanos. Las versiones sobre lo ocurrido, eso sí, fueron distintas.

Así, el acusado afirmó durante su declaración -para la que tuvo algunos problemas debido a su origen argelino y a su limitado dominio del español- que la tarde de los hechos se encontró con la víctima y una tercera persona en las inmediaciones de la praza do Trigo. Horas antes ya habían discutido y la trifulca se reanudó cuando, según el argelino, lo insultaron. En medio del enfrentamiento Miguel Ángel habría sacado un cuchillo con el que cortó en la cara al acusado, justo antes de caer al suelo y clavarse él mismo el arma blanca, causándose una herida en el pulmón.

Le gritó mientras agonizaba

Lejos de aceptar esta versión, tanto fiscal como acusación particular -que reclaman doce años de cárcel- sostienen que era el argelino quien llevaba el cuchillo, que habría clavado al acusado sin apenas mediar palabra con él, ya que las desavenencias venían de atrás. Apoyan esta tesis los testimonios de dos testigos presenciales, uno ya fallecido, que aseguraron tras los hechos que el acusado había apuñalado a la víctima, gritándole cuando aún agonizaba: «¡Muérete cabrón!».

Además, varios agentes policiales aseguraron que el sospechoso acudió poco después al cuartelillo de la Policía Local, asegurando que «iba a entregarse». Se encontraba cubierto de sangre y, según relataron, Wahrani les confirmó su culpabilidad durante el traslado a comisaría. Respecto a este extremo, el argelino reconoció ayer que sí fue a la sede policial, aunque lo hizo para pedir ayuda, y no para entregarse.

Estas discrepancias deberán ser valoradas por el jurado, que tendrá que tener en cuenta, además, que los forenses consideran poco probable -por las características de la herida- que la víctima se autolesionase.