Una mujer fallece de un infarto al creer que su hijo había muerto de accidente

GALICIA

05 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Varias familias de Vilagarcía vivieron el miércoles con el corazón en un puño por espacio de una larga hora, desde que al mediodía se supo que un trabajador de unos talleres había muerto en un accidente laboral hasta que se desveló la identidad del fallecido, que resultó ser Manuel Daponte Vila, de 41 años, casado y con dos hijos. Entre las madres y esposas que esperaban angustiadas estaba Teresa Paulos Iglesias, una vecina de Rubiáns de 45 años que supo la noticia en su puesto de trabajo, en la fábrica de Larsa. Salió de la empresa, se fue para casa y no respiró tranquila hasta que vio a su hijo Gonzalo, de 27 años, entrar por la puerta sano y salvo. Pero su corazón no pudo soportarlo y falleció unas horas después en el ambulatorio de Vilagarcía.

El accidente tuvo lugar en Autos Buenos Aires, una empresa de Rubiáns, en la carretera de Pontevedra. Una trampilla de un camión cayó y golpeó en la cabeza al trabajador, que falleció en el acto. Era la una de la tarde y mientras en los talleres se esperaba el levantamiento del cadáver, a sus puertas iban llegando familiares de los trabajadores que sabían que dentro había un fallecido, pero que no sabían si era el suyo.

Teresa Paulos se enteró del accidente poco antes de salir del trabajo. «Non sabíamos se era o seu fillo, se era meu cuñado ou quen era, e ela estaba moi nerviosa -recordaba ayer llorosa en el tanatorio una compañera de la fallecida-. A verdade é que xa levaba todo o día encontrándose mal».

Un abrazo

La madre de Gonzalo Novo se fue rápido a su casa, donde pudo comprobar que su hijo estaba vivo. «Abrazouno emocionada, e el tratou de tranquilizala dicíndolle que estaba ben, que non se preocupara», explicaba una vecina. Pero ya fuese por la tensión acumulada, porque el corazón de Teresa ya había empezado a fallar, o seguramente por una mezcla de las dos cosas, lo cierto es que la mujer se iba encontrando cada vez peor, y fue su propio hijo quien la acompañó al ambulatorio de Vilagarcía para que los médicos le hiciesen un chequeo. La mujer entró en el centro de salud por su propio pie, pero salió muerta. Falleció de un infarto en urgencias. Sus allegados aseguran que antes no había presentado síntomas semejantes ni se le conocían problemas graves de salud. «Só era moi nerviosa», sostienen los que la conocían.

Ayer, sus restos mortales descansaban en el tanatorio de Rubiáns. Los familiares y amigos que acudían a dar el pésame al viudo y a sus tres hijos se dirigían posteriormente a otra sala contigua en la que se velaba el cadáver de quien fuera compañero de trabajo de su hijo, Manuel Daponte Vila, y cuyo accidente mortal provocó de forma indirecta la muerte de Teresa Paulos.

La fallecida fue enterrada ayer después de que se celebraran las exequias fúnebres en la iglesia de Rubiáns, a las ocho de la tarde. Fue una jornada cargada de tensión para los vecinos de Vilagarcía, sobrecogidos todavía por las dos tragedias vividas en tan pocas horas.