La térmica de Meirama provoca otra lluvia de «pedras de tiza»

GALICIA

21 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Los vecinos del lugar de A Lousa, en la parroquia cercedense de As Encrobas, se despertaron ayer, una vez más, como si los hubiesen metido en un cuento navideño. A pesar de que seguían en el mes de agosto y el sol lucía tímido entre las nubes, sobre sus cabezas nevaba. Y no era la primera experiencia de este tipo, así que no les extrañó, pero sí enfadó considerablemente. Por segunda vez en los últimos cinco meses, sus huertas, casi siempre repletas de la carbonilla que procede de los depósitos con los que se alimenta la central térmica de Lignitos de Meirama (Limeisa), se tiñeron de blanco. Pequeñas piedras similares a tizas volaron desde la enorme chimenea del complejo de Unión Fenosa.

«A central estivo parada durante toda a fin de semana e cando a volveron acender empezaron a chover as pedras de tiza», explicaba ayer el presidente de la Asociación de Veciños A Outra Cerceda, Juan Castro Rivas, mientras indicaba a los agentes del Seprona y de la Policía Local de Cerceda y Ordes dónde podían recoger muestras de ese material, que, según los análisis que realizaron en marzo tras la primera lluvia blanca, contiene azufre, aluminio, hierro, estroncio y titanio, entre otros compuestos. Un «problema puntual», según aseguraron representantes de la Consellería de Medio Ambiente hace sólo un mes.

Ayer, los vecinos intentaron de nuevo ponerse en contacto con la consellería, pero su esfuerzo fue infructuoso. «O delegado provincial estaba reunido; o conselleiro, de vacacións, ao igual que Touriño, e tamén o xefe do gabinete de Medio Ambiente. Din que todo o Goberno está de vacacións e que ninguén pode facer nada», se quejaba Juan Castro, quien sí fue capaz de hablar con el jefe de laboratorio de Limeisa. Su respuesta tampoco fue esperanzadora. «Dixo que el non notara nada, que o que nos pasaba era unha cuestión de criterios e que cando peche a mina -el cierre está previsto para finales de año- todo isto quedará coma unha patena», resumía Castro.

Los vecinos, que han conseguido el apoyo del gobierno local y de todos los grupos municipales, han iniciado también una recogida de firmas -ya han reunido más de 2.000- para acabar con «este continuado delito medioambiental», pero su objetivo, según explicaron, es que el conselleiro de Medio Ambiente «comprobe in situ o que estamos sufrindo». Mientras, preparan otras medidas de presión, pero antes, en diciembre, tendrán que enfrentarse a un juicio de faltas por haber cortado el tráfico el pasado 2 de febrero.