Sito Miñanco compró la coca a cárteles colombianos para distribuirla en Europa

j. á f. / e. especial | madrid

GALICIA

El fiscal revela que el cambadés actuaba como un gran capo del narcotráfico y no como mero transportista Prado Bugallo proclama su inocencia en el juicio de la Audiencia Nacional

02 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

?o era un eslabón más de la cadena que cada día hace llegar a Europa ingentes cantidades de cocaína. José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco , había hecho llegar a Colombia antes de la operación Grumete unos 2.600.000 dólares como pago de 2.500 de los 3.699 kilos de cocaína que fueron confiscados por la policía española en la madrugada del 16 de agosto del 2001 a la altura de la Guayana francesa cuando eran transbordados desde el mercante Agios Constadinos al pesquero Tatiana . Este dato fue deslizado por el fiscal en el suave interrogatorio al que sometió en la mañana de ayer al capo cambadés en el juicio que comenzó en la Audiencia Nacional. Eso aporta una dimensión del personaje que resulta casi inédita en la historia reciente del gran tráfico industrial de cocaína. Hasta ahora, los narcos gallegos jugaban un papel de meros eslabones finales de una cadena delictiva controlada en todas sus fases por las organizaciones colombianas. Un negocio «legal» A pesar de las evidencias -las pruebas de la implicación de Miñanco en los hechos delictivos por los que se enfrenta a una petición fiscal de más de 20 años de cárcel y 350 millones de euros de multa, son abrumadoras-, quien fue en su día presidente del club de fútbol Juventud de Cambados no reconoció ninguno de los hechos que se le imputan. Según las respuestas que dio a las preguntas del fiscal, su incursión en la última fase de una de las operaciones más sofisticadas de los últimos años fue meramente circunstancial. Así, admitió haber acudido a una cita controlada por la policía en el hotel Meliá América, de Madrid, la víspera de la confiscación del alijo pero, según su versión, fue al encuentro de su amigo y compañero de banquillo Enrique García Arango, Quique, que le había pedido prestados diez millones de pesetas para «un negocio legal». Según el acusado, como sólo le llevó la mitad y ante la insistencia de su amigo, llamó a Juan Antonio Fernández Fernández -un vecino de A Illa de Arousa al que dijo conocer porque su mujer era amiga de su hija- y le pidió que le trajese de su casa -un chalé en Madrid del que Fernández tenía las llaves- un sobre con 2,5 millones de pesetas más. No niega que en esa reunión estuviesen presentes los colombianos, pero alega que hablaron con su amigo Quique Arango. Pero como lo hicieron en inglés, no se enteró de qué iba la historia. Diferencias económicas La acusación ofrece una versión sustancialmente distinta. La cita en el hotel Meliá América fue para saldar unas diferencias económicas vitales para que la tripulación del mercante Agios Constadinos, capitaneada por uno de los dos testigos protegidos, y que llevaba a bordo una dotación de los geos de la policía nacional, entregase el cargamento de cocaína al pesquero Tatiana , supuestamente enviado por la organización de Sito Miñanco para el traslado a las costas gallegas. El dinero que reclamaban los encargados de la primera fase del transporte, según el auto de procesamiento, lo aportó Sito Miñanco, quien apareció por primera vez en escena, y confirmó las sospechas de los responsables de la investigación. Hasta entonces, el único que daba la cara era Quique Arango. Ahí empezó la cuenta atrás de la penúltima odisea de Sito Miñanco.