Un rayo daña el avión que llevaba a Fraga y le obliga a aterrizar en Brasil

La Voz

GALICIA

La nave volaba de Buenos Aires a Madrid y tuvo que hacer escala de emergencia en São Paulo Una fuerte tormenta averió el sistema de navegación del Airbus 340-600

12 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Una tormenta de gran intensidad provocó ayer una avería en el avión de Iberia que trasladaba desde Buenos Aires a España a la veintena de políticos, funcionarios, empresarios y periodistas que acompañaron al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, en su reciente viaje oficial a Argentina. Al parecer, un rayo afectó al sistema de navegación de la nave, que tuvo que aterrizar en Sao Paolo (Brasil) tras atravesar el centro de la tempestad. El Salvador Dalí, un Airbus, 340-600, el más moderno de la flota de largas distancias de Iberia y que transportaba a unos doscientos pasajeros, partió del aeropuerto de Ezeiza, en la capital argentina, a las once y media de la mañana ?las tres y media de la tarde en España?, cumpliendo el horario previsto para el vuelo IB-6844. En esos momentos, una tormenta descargaba sobre Buenos Aires una fortísima tromba de agua acompañada de aparato eléctrico. Sacudidas Pese a todo, el comandante de la nave decidió despegar, aunque varió el rumbo inicial y, en vez de enfrentar directamente el Atlántico, intentó evitar el mal tiempo remontando el Río de la Plata. Cuando apenas habían transcurrido 40 minutos de vuelo, y mientras el avión sufría constantes sacudidas y los rayos iluminaban el interior de la cabina, que se encontraba con las luces apagadas, el comandante varió de nuevo el rumbo de la nave, dio media vuelta y salió al oceáno sobrevolando Río de la Plata y Montevideo (Uruguay), hasta que consiguió salir de la tormenta. Habían pasado dos horas desde el despegue, y varios pasajeros advirtieron entonces que, en las pantallas que marcan el rumbo de la nave en tiempo real, el destino del vuelo había variado: ya no era Madrid, sino Sao Paulo. Hasta quince minutos antes de llegar a la ciudad brasileña nadie informó a los ocupantes del avión del cambio del plan de vuelo, que obligó además al piloto, siguiendo las normas internacionales de seguridad en los aterrizajes, a descargar sobre el mar las cerca de 60 toneladas de combustible que portaba el avión. La nave permaneció cerca de hora y media en el aeropuerto paulista, y los pasajeros, que no fueron autorizados a desembarcar, sólo recibieron alguna información puntual de la situación por parte del personal de a bordo, que indicó, de manera oficiosa, que un rayo podía haber causado una grave avería en el sistema de navegación de la nave. Sin embargo, apenas diez minutos después de ese mensaje, el avión despegó de nuevo y enfiló hacia Madrid, en donde, tras un viaje tranquilo, aterrizó a las siete y media de la tarde hora española, con cuatro horas y media de retraso sobre su horario inicial.