Aracil y Burgoa sacan del olvido el patrimonio heráldico

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Ferrol, Pontedeume y Ortigueira poseen el mayor número de escudos

21 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Creían haber concluido ya, Carlos de Aracil y Juan Burgoa, su monumental catalogación de los escudos de Ferrol, Eume y el Ortegal hace un par de años. Pero la fortuna -la buena fortuna, digámoslo así, porque, cuando siguen apareciendo piezas, no puede hablarse de lo contrario en este caso- ha hecho que su labor continuase hasta este mismo momento. De hecho, ayer mismo tenían noticia de que en una vivienda campesina de la parroquia valdoviñesa de Meirás, camino de la playa de Campelo, se conserva, incrustada en una de las paredes de la construcción, ya muy reformada, una piedra armera ciertamente notable. De todas maneras, consideran que su trabajo está ya, a estas alturas -esta vez sí...- culminado. Y tras haber publicado ya el catálogo de las piedras armeras ferrolanas, editado bajo el sello de Embora, ahora se disponen a sacar a la luz la relación que abarca los términos municipales de las tres comarcas.

Junto a Ferrol, Pontedeume y Ortigueira son -subrayaba ayer Burgoa- los municipios que, en lo que a piedras de armas se refiere, conservan un patrimonio más importante. Y sorprende, en cambio, comenta el investigador, «la práctica ausencia de este tipo de piezas en los amplios municipios de As Pontes y Monfero, con la excepción del monasterio de Santa María». Un monasterio, este último, en el que, como se recordará, están enterrados desde algunos de los más notables miembros de la Casa de Andrade hasta Aras Pardo das Mariñas.

«Son, con diferencia -señala Burgoa-, los municipios cabeceras de comarca los poseedores de un mayor número de piedras armeras y además de mayor interés». Del estudio llevado a cabo por los dos investigadores se desprende, además, que «como normal general se observa mayor número de estas piezas en la costa que en el interior».

Nuevas localizaciones

En este último año, Burgoa, que previamente había trabajado de forma muy intensa en la catalogación de los cruceiros gallegos, y Aracil, que es experto en genealogía y heráldica, han documentado la existencia de casi medio centenar de piedras de armas en la comarca del Eume, y de más de una treintena en la del Ortegal.

Las labras heráldicas localizadas por ambos investigadores se encuentran, en general, en un «variable estado de conservación». Y en algún caso, al haber dejado de cumplir la función para la que habían sido talladas -no es infrencuente que el edificio en el que se encontraban originalmente haya desaparecido, y que ahora estén empotradas en una pared cualquiera, y hasta no raramente colocadas cabeza abajo-, a punto estaban de desaparecer.

Aracil y Burgoa esperan ver impreso cuanto antes el fruto de sus últimas investigaciones. Son plenamente conscientes de que dar a conocer el patrimonio, ayudar a que la sociedad lo valore, es la mejor forma de evitar que desaparezca. Un patrimonio que en el caso de las piedras de armas une la huella de la historia una cierta magia: la rara magia de los sueños.