Con apenas treinta años puede presumir de llevar ya dos años dirigiendo la escuela de música de Ortigueira y tres al frente de la banda de música de la localidad. Desde que ocupó ambos cargos, Carlos Diéguez (1980, Monforte de Lemos) siempre ha apostado por impartir una educación musical viva y cercana. En esta línea, mañana tendrá lugar un concierto en el que el músico consigue integrar en el mismo escenario a estudiantes de música y aficionados. Forma parte del proyecto Música para la vida.
-¿En qué consiste el concierto de mañana, que tendrá lugar en el teatro de Beneficencia?
-Lo que haremos será juntar sobre el escenario a los alumnos de la escuela de música -del Grupo Celta, el coro, la banda juvenil y los estudiantes de música y movimiento- con jóvenes de los colegios de Ortigueira y Mañón y el instituto ortegano. De este modo, unimos a chicos que estudian música en nuestra escuela con los que solo reciben la materia en los centros escolares, que tocarán la flauta dulce.
-Qué se pretende con esta iniciativa?
-El proyecto, que se llama Flautas Dulces, pretende globalizar la música. Queremos que los chicos que estudian flauta en la escuela participen en lo que casi seguro será su primer concierto y conozcan también nuestra realidad. Esta forma de enfocar la música también la hemos llevado a las distintas parroquias. Será la primera vez que pongamos en marcha este proyecto y esperamos que tenga éxito. En total participarán unas 130 personas.
-No es el único proyecto de la escuela, pues en julio tendrá lugar un concierto con otras bandas.
-Será el próximo 28 de julio y en este caso se subirán al escenario alrededor de 140 músicos integrantes de las bandas de cinco municipios: Cedeira, Burela, Guitiriz, Guntín y, por último, Ortigueira. Estas agrupaciones forman la banda Unión Musical do Norte de Galicia y la actuación coincidirá con las fiestas de la villa. En este caso tampoco queremos poner un límite de integrantes, queremos darle la oportunidad a todo el mundo.