La magia de sorprender al público en cada número

FERROL

Dani García, un joven de Neda, se abre hueco en el ilusionismo con trucos espectaculares y desapariciones

31 may 2010 . Actualizado a las 13:41 h.

Sin sorpresa no hay magia. Y para innovar en los trucos hay que exprimir, todos los días, la masa gris. Nos los cuenta Dani García, un joven mago de Neda que se ha propuesto hacer del ilusionismo su medio de vida.

Desafía las leyes naturales. Lo hace desde los trece años. Su cabeza no para de idear cachivaches y puestas escénicas que aplicar a su espectáculo. «Hay que buscar números imposibles y fórmulas novedosas», continuamente. «Esto no es como la música; una canción te acaba gustando a base de escucharla. En la magia, la gracia es la sorpresa. Una vez el público ve un espectáculo, hay que sorprenderlo con otro nuevo». ¿Cómo? Aquí si que no hay truco. Trabajo y más trabajo. «La magia se lleva en la cabeza». La fórmula para triunfar es desmarcarse del resto, «evolucionar los trucos con un toque personal».

En sus números aparecen y desaparecen coches, personas; hay cajas que contienen enseres insospechados; es capaz de decapitar a su asistente y devolverla a su ser... espectáculos a los que aplica comportamientos escénicos y argucias heredadas de su formación teatral en la escuela de Narón.

Junto a su «compañero y amigo» el Mago Marttyn, Dani se enfundó el traje de joven emprendedor -tiene 24 años- y creó su propio sello, Symbiosis Produccións, para dar «una nueva dimensión» a sus proyectos escénicos. Pero ¿cómo se pone en marcha un espectáculo? Una vez ideado, hay que fabricar los útiles que lo hagan posible. No se puede decir que haya una tienda para magos, así que, valga como ejemplo, si a Dani le va mal el negocio «siempre podré montar una carpintería». De hecho, la mayoría de los elementos se los fabrica él mismo o con ayuda de amigos. Madera o metal. No hay truco que se quede fuera de escena por falta de material. Otra cosa es que nos diga cómo se hacen: «Los trucos -dice Dani- jamás se revelan».