Neda, paraíso de pan, de música y de letras

FERROL

La villa en la que se convierte en mar el río Belelle, solar de legendarios caballeros y antaño dueña de un poderoso puerto, es capital de uno de los municipios españoles con mayor número de libros por habitante

07 abr 2010 . Actualizado a las 14:42 h.

¿Cómo no decirlo ya, sin aguardar ni un momento...? Cuando uno recorre sus geografías particulares, los lugares en los que -como diría César Antonio Molina- se calma el dolor, siente que lo invade una cierta melancolía cada vez que vuelve a Neda. Una nostalgia peculiar, en cualquier caso, porque no está exenta de una cierta alegría: la que sentimos cuando comprobamos que hay enclaves en los que aquello que añoramos lo percibimos, si no al alcance de la mano, sí, cuando menos, cerca.

Neda es hermana de Santa Mariña de Sillobre, por expresa decisión del río Belelle, que se convierte en mar en la villa que hace pan y hace música y mantiene viva la memoria de un sinnúmero de grandes caballeros. Y gracias a esa hermandad, Neda también es, además de la puerta de la diócesis mindoniense, la de la diócesis de Compostela, que tiene en Sillobre, con sus lindes en lugares como A Visura y A Rabadeña, una de sus parroquias primeras. La leyenda, que a día de hoy -también eso va cambiando- es prima segunda de la historia, aunque un poco así a su manera, sostiene que en tiempos de Fray Antonio de Guevara, el autor de Menosprecio de corte y alabanza de alde a y de frases tan jugosas como aquella de «La galera dela Dios a quien la quiera», además de escritor citado por Cervantes en el prólogo del Quijote («...ahí está el obispo de Mondoñedo, que os prestará a Lamia, Laida y flora, cuya anotación os dará gran crédito...»), se enfrentaron, por la fraga del Belelle, las mitras compostelana y mindoniense. Y que finalmente se decidió que la Fervenza hiciese de frontera, cuando un viejo petrucio (un home bo , se decía ya de aquella), declaró ante el juez, con toda su sabiduría antigua: «Pois mire, señor, eu non lle sei quen ten a razón, pero aquí, tratándose de colindantes, o balado foille do de arriba sempre». Pues eso.

Mil años antes, más o menos

Sostiene la leyenda, también, que unos mil años antes de que tal sucediese, fue en la desembocadura del Belelle donde desembarcaron, tras dejar a la mayoría de los suyos en la Armórica, los cristianos bretones que llegaron a la Galicia do Norte por el mar de Ferrol, con el obispo Mailoc al frente; y bien puede ser que así sucediese todo ello. El caso es que Neda, uno de los municipios con mayor número de libros (de titularidad pública) por habitante, conserva dentro de sí la fuente de la que manan emociones que el que les escribe no sabe explicar en este momento. Bien se conoce que uno es sentimental de más a veces.