Ocho meses con un ciprés centenario colgado de la pared

Luís A. Núñez

FERROL

Una comunidad de vecinos de la calle San Diego espera aún la tala del árbol

06 oct 2009 . Actualizado a las 12:26 h.

Lo que pasa en el interior de una vivienda, se queda dentro de ella. Por eso los vecinos del número 49 de la calle San Diego aún sufren en silencio las consecuencias del Klaus ocho meses después de que pasara su rodillo de viento tempestuoso sobre la comarca. La noche del 23 de enero, un ciprés de unas dos toneladas y casi cien años de edad cedió al empuje del ciclón y aterrizó sobre el tejado del número 47, que está vacío, y la pared del edificio de al lado.

Un mes después, y tras insistir ante el departamento municipal de Medio Ambiente sobre los destrozos que estaba generando la situación en el inmueble, los vecinos del número 49 presentaron una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol, explicaba entonces el propietario del primer piso, Óscar Dopico, «cansados de que nadie nos preste atención».

Han pasado ocho meses desde el desastre climatológico. La situación aún no se ha corregido, y los residentes en ese inmueble de la calle San Diego ven como cada día que pasa se van deteriorando más sus viviendas «porque entran filtraciones de agua», reitera ahora Dopico, derivadas de que el ciprés apoye sus ramas sobre sus paredes.

La noche ciclónica, el árbol de la discordia rompió «los ventanales del último piso, el cuarto, y ha destrozado el tragaluz del bajo». Como consecuencia, recuerda Óscar Dopico, el desagüe del tejado ha quedado inutilizado, y eso causa que el agua de lluvia baje libremente por la pared y se abra paso hacia el interior de las viviendas.

Con el parqué levantado

Los daños son cuantiosos. Solo en el piso de Dopico, el primero, se han revelado en el parqué de una de las habitaciones. La madera se ha levantado en algunos puntos.

Es por esto que los vecinos de ese edificio de San Diego exigen una solución urgente. Y es que señalan que han tratado de conducir la retirada del árbol a través del Concello y del cuerpo de bomberos. Pero la respuesta que dicen haber recibido de la administración local es que el Ayuntamiento no puede actuar en una propiedad privada.

«Solo queremos que lo retiren», suplica Óscar, quien explica que el ciprés es propiedad de la finca contigua. Y señala que el propietario aún no se ha hecho cargo de la situación.

En efecto, el árbol pertenece al número 47 de la misma calle, a la finca posterior al edificio que ha quedado peor parado, ya que el árbol se encuentra apoyado directamente sobre su tejado. No obstante, ese inmueble no está habitado «desde hace años» y Dopico considera que su dueño no está por la labor de solucionar la situación. También asevera que «el Concello puede actuar de oficio y pasar el cargo al propietario, no hay más que ver lo limpio que ha quedado el Rena».

Fue a principios de marzo, más de un mes después de lo ocurrido, cuando Óscar decidió sacar a la luz pública su desdicha y la de sus vecinos. La reacción del propietario de la finca contigua y, por lo tanto, del ciprés derribado por el Klaus, no se hizo esperar, y alegó que había solicitado con anterioridad al ciclón una licencia para talarlo, pues había detectado que presentaba riesgo de caída. El permiso lo recibió a mediados de febrero, señaló entonces, pero que se encontraba a la espera de la visita de un técnico de la Xunta para valorar los daños ocasionados por su caída.