Los comentarios de «esto es un misterio» sustituyeron en los pelotones de búsqueda a los de «esto es un milagro». Después de tantas horas lo cierto es que pocos en el amplio despliegue de búsqueda aguardaban el final feliz.
Varias personas declararon haber visto a la anciana caminando hacia las cinco de la tarde del sábado por la zona, incluido un testimonio que apuntó haberla visto bajar por el asentamiento gitano con una hoz y una bolsa de plástico, lo que dio la pista de que podría haber salido a recoger las hojas. Después, nadie la vio subir.
Una hora más tarde la familia se percataba de su ausencia y comenzaban a rastrear los alrededores: Catabois, Mandiá, San Mateo -donde la desaparecida había vivido un par de años de joven-, San Pedro de Leixa... Al día siguiente se presentaba la denuncia por desaparición y esa misma tarde comenzaba el rastreo con la participación de la policía local, la nacional, Protección Civil, los bomberos y la Asociación de Cans de Salvamento de Galicia (Casaga). El lunes, festivo, a la veintena de agentes y efectivos se sumaron decenas vecinos y peinaron el área en un radio de un kilómetro y medio, de nuevo en vano. Ayer volvieron a salir de mañana. Habían quedado de nuevo a las 15.30 horas. No les fue necesario volver.