Un cuartel con más de dos siglos de solera

A. Vellón

FERROL

Las instalaciones de Dolores acumulan ya 237 años de actividad ininterrumpida

18 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El escenario elegido por la Armada para que el Rey don Juan Carlos conociese las capacidades de actuación de su nominada Fuerza de Protección es, en sí mismo, toda una lección de historia castrense.

Fue durante el 1771 cuando se concluyó la construcción del edificio del cuartel de Nuestra Señora de los Dolores. En esa fecha fue entregado a los Batallones de Marina, los antecesores de la actual infantería, procedentes de las dependencias provisionales de San Roque.

Son más de dos siglos de raíces militares. Acumula el emblemático recinto ya 237 años de vida y, como señala la propia Marina, se puede decir que no existe ningún otro acuartelamiento en España que lleve tanto tiempo dedicado siempre a la misma labor. Los soldados que han pasado por el recinto de Dolores, desde entonces hasta la actualidad, han participado en todas las acciones bélicas de importanciaque han ido confeccionando la historia de España: Cuba, Filipinas, África, Francia, Italia... Hace apenas cien años aún salían de su hoy moderno interior palomas mensajeras con rumbo a A Coruña.

El recinto se convirtió ayer en un hervidero de actividad con medio millar de infantes llegados de toda España. Aunque los preparativos comenzaron ya con varios días de antelación para que tanto los ejercicios realizados ante don Juan Carlos como los honores de ordenanza, la revista a la fuerza, el canto del himno de infantería y el desfile que se desarrolló en el exterior del cuartel saliesen a la perfección.

Y se notaba esa solera. Y se notaba hasta en el último de los detalles. Las tradiciones continúan vivas. No faltó junto al mástil en el que ondea la bandera española en la fachada del recinto el estandarte azul cuyo despliegue, en cualquier unidad militar, es santo y seña de que el Rey de España se encuentra en su interior. Como mandan los cánones, permaneció perfectamente doblado hasta que el monarca accedió al recinto de Dolores. Solo en ese momento se desplegó cumpliendo, de este modo, el denominado acto de romper canasta, que es cómo se define en el ámbito de la Armada. El paso de los años, lejos de oxidar el Tercio Norte, mandado por el coronel Juan Ángel López Díaz, parece rejuvenecer el cuartel de Dolores, una de las piezas militares más relevantes del país. Con la visita de don Juan Carlos, de nuevo, volvió a cumplir a la perfección su cometido.