Adrenalina y felicidad dando saltos sobre la ría

Beatriz Antón beatriz.anton@lavoz.es

FERROL

25 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando Pablo González , David Paredes , Adrián Hervella y Christian Lorenzo coincidieron en unos campamentos de verano de la Xunta, nunca imaginaron que aquel encuentro les cambiaría la vida. Allí descubrieron primero el esquí náutico, y algo más tarde, el wake board , una disciplina deportiva que consiste en deslizarse sobre el mar, dejándose arrastrar por una lancha y con los dos pies anclados a una sola tabla. «Después de probarlo, enseguida nos enganchamos», cuenta Pablo González echando la vista atrás. La afición fue a más, hasta el punto de que los cuatro amigos decidieron crear su propio club y escuela de wake board en Ferrol. El sueño comenzó a tomar forma hace un año, gracias al apoyo de la Federación Gallega de Esquí Náutico , y hoy ya es una realidad. El club de Pablo, David, Adrián y Christian se llama Vulcan Wake y funciona a pleno rendimiento en el muelle deportivo de A Graña.

A primera vista, y con las piruetas que son capaces de pegar estos deportistas sobre las olas, el wake board me parece de lo más difícil. Pero Pablo González me saca del error en un pispás: «Una de las principales características de esta práctica es que tiene una curva de aprendizaje muy pronunciada; los avances se notan enseguida». Pero, ¿cómo de rápido? Según Pablo, un cursillo de cinco días es suficiente para defenderse. Las sesiones de entrenamiento para principiantes suelen durar 20 minutos, y aunque puedan parecer cortas, el responsable del club Vulcan Wake asegura que no solo son suficientes, sino que, además, son las más aconsejables, ya que después de ese tiempo la mayoría de la gente está demasiado cansada como para seguir. Pero Pablo asegura que esos 20 minutos son de lo más productivos: «En ese tiempo, una persona sin experiencia previa puede llegar a ponerse de pie sobre la tabla, deslizarse sobre el mar y hasta saludar con una sola mano», dice González.

Ya sabemos que el wake board no es un deporte demasiado difícil de aprender -otra cosa es ser capaz de hacer piruetas a lo J ackie Chan -, pero... ¿será seguro? En este punto, Pablo también es muy claro. «Las lesiones en el período de iniciación son prácticamente inexistentes, por no decir nulas; como mucho te puedes dar un planchazo», me dice dejándome más tranquila (a estas alturas, ya estoy pensando en probar esto del wake board ). En fin, que al parecer todo son ventajas. Además, para asistir a las clases del club no hace falta material. Ellos te proporcionan la tabla y el chaleco, y tú tan solo tienes que poner las ganas para ser feliz y soltar adrenalina sobre las olas. Pablo González explica que el club está preparado para los deportista de los tres niveles del aprendizaje: iniciación, amateur y pro. Los más aventajados entrenan por su cuenta, mientras que los que quieren aprender pueden apuntarse a sesiones individuales o inscribirse en los cursillos semanales que se celebran para grupos.

El wake board se suele practicar en agua dulce -pantanos o lagos-, pero en el caso de Ferrol, con una ría tranquila y resguardada, la mar salada también resulta de lo más adecuada. Pablo González asegura que, en este rincón de la península, esta práctica solo tiene dos enemigos: «La lluvia, porque te entra en los ojos y molesta mucho; y el viento, porque eriza mucho el mar y en esas condiciones es muy difícil hacer wake ». Sin embargo, aún cuando Eolo se ensaña, en la ría ferrolana es posible encontrar pequeños rincones resguardados. ¿Qué más le podría contar? ¡Ah, sí! Pues que Vulcan Wake, según me explica Pablo, es el único centro de entrenamiento dedicado en exclusiva a esta especialidad en la zona norte de Galicia. Y que este deporte no sabe de edades. «Lo mismo lo puede practicar una chica menuda de 20 años como un señor de 64; la técnica, en este caso, es mucho más importante que la fuerza», dice Pablo. Les dejo, que me voy a (intentar) volar sobre las olas.