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La falta de saneamiento dispara los vertidos irregulares en la zona rural

X.?V.?G.

AGRICULTURA

Un informe de la Diputación cifra en tres mil las casas sin alcantarillado

08 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Miles de residentes en Ferrol todavía dependen de sus propios recursos para librarse de los residuos que en el centro urbano gestiona la red de alcantarillado. Las asociaciones de vecinos calculan que solo en Covas hay más de 1.200 residentes que carecen todavía de un servicio de saneamiento regularizado. El problema es más grave en verano, cuando llegan las personas que tienen su segunda residencia cerca de las playas. La Diputación, en un informe del 2006, cifra en 431 las viviendas con saneamientos autónomos, y en el 8,7% del total, más de 3.000, las viviendas ubicadas en núcleos de población sin conexión a la red.

La red de saneamiento actual cubre cinco parroquias, en algunas solo parcialmente, de las doce que componen la zona rural. Las afortunadas son Serantes, Mandiá, Pazos, Valón y A Cabana. En las demás no funciona o no está construido.

La mayoría de esas viviendas emplean fosas sépticas, según explica José Polo, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Zona Rural. Sin embargo, todavía es posible encontrar auténticos pozos negros o viviendas que vierten a la red de aguas pluviales. Ambas situaciones contravienen la normativa medioambiental.

Pero los propietarios de las instalaciones legales, las fosas sépticas, también tienen dificultades. ¿Cómo vaciarlas cuando están al máximo de capacidad? Polo subraya que no hay ningún mecanismo regulado para hacerlo. Contratar los servicios de una empresa para limpiar el depósito no es barato, «son unos 400 euros», señala Manuel Cereijo López, presidente de los vecinos de Covas, parroquia que carece por completo de saneamiento y cuenta con más de 400 viviendas en la actualidad.

Cereijo señala que antaño los residuos se empleaban como un abono para los terrenos agrícolas. En la actualidad esa solución es ilegal y además desaconsejable. La abundancia de detergentes y productos químicos que contienen las aguas residuales destrozaría la fertilidad de los terrenos.

Existe sin embargo otra tradición de la que sí se valen muchos vecinos de la zona rural. Desde hace décadas hay tractoristas que recogen los residuos y se libran de ellos de la forma más limpia posible. Se trata de una solución inevitable ante la falta de servicios, pero completamente irregular. En los últimos meses la patrulla de Medio Ambiente ha multado a varios de estos tractoristas con hasta 300 euros, señalan los vecinos.

José Polo y Cereijo coinciden en solicitar un sistema regular de recogida. Los vecinos de las parroquias pagarían las tasas de saneamiento, aunque no lo tengan, y a cambio el Concello contrataría un camión cisterna que asistiría a los residentes que tuviesen que vaciar su fosa séptica.