Gran Premio a escala en Recimil

La Voz

FERROL

23 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Recuerdo una de mis grandes pasiones cuando era niña: el Scalextric. Me gustaba apretar con fuerza los botones del mando teledirigido esperando que el coche acelerara cada vez más y más... Algo así me sucedió ayer cuando, paseando por el barrio Ferrolano de Recimil, me encontré (en el circuito municipal del Pilar) una gran cantidad de coches de radiocontrol que competían en una prueba para campeonato nacional de Rally Game. Aunque es cierto que poco tienen que ver estos coches con el Scalextric, la ilusión con la que los pilotos competían me recordó a mi afición de la infancia.

Tras los entrenamientos, últimos retoques y verificaciones de los vehículos comenzaba la competición en el asfalto. Una prueba que, treinta pilotos venidos de toda España, se disputan durante todo el fin de semana, con el único fin de «divertirnos y disfrutar, ya que es más hobby que profesional», afirmaba uno de los pilotos, José A. Moraga, que a su vez es delegado nacional de Aecar (Asociación Española de Coches de Radiocontrol). Pues hay que tener en cuenta que en ningún caso se les conceden premios económicos.

Era como ver la Fórmula 1 en miniatura, dos mecánicos por coche, paradas técnicas... Me preguntaba si habría algún Fernando Alonso entre los pilotos que se hallaban en Recimil y, efectivamente, varios sonaban como favoritos: Carlos Pineda, Javier Saura, Carlos Saval, Goyo Vidal y el ferrolano (aunque residente en Cambre) José Casas. ¿Es que sólo se lleva la fama el piloto? ¿Es más importante que el mecánico? Eran algunas de las preguntas que se me ocurrían al escuchar únicamente nombres de pilotos, pero ahí estaba Alfonso Pineda , presidente de Aecar, para solucionarme las dudas: «Lo mejor es una mezcla de ambos, el piloto es importante, pero el mecánico es el encargado de marcar la estrategia del piloto en pista», afirmaba sonriente.

En mi afán por continuar aprendiendo más sobre el mundillo de los coches de radiocontrol aprovechando el gran premio, seguí colándome entre bambalinas hasta llegar a boxes donde uno de los organizadores, Javier López , me explicó las dificultades para realizar la prueba, pues «el Concello apenas nos ayuda, tan sólo nos cede los trofeos y algún material». Motivo por el que hacía unos diez años que la competición no pasaba por Ferrol. Hablando de precios... Y se preguntarán, ¿cuánto cuesta uno de estos vehículos? Pues, hay precios para todos los gustos y bolsillos. Los organizadores me explicaban que uno de segunda mano puede costar sobre 300 euros, aunque muchos de los que había en la competición ascendían a 1.200 euros. Es una afición cara, pero como decía José A. Moraga: «Es bastante más costoso comprar una moto, como hace mucha gente, que sólo la tiene como entretenimiento».

Sin embargo, pese a lo caro que pueda resultar, cada vez cuenta con más afición. Incluso, puede que recicle mi pasión por el Scalextric y la transforme en pasión por los coches de radiocontrol...

Y de Recimil nos vamos a Pontedeume, donde ayer la Peña Ciclista Leboreira organizó la quinta edición de subida al Castillo de Andrade en bicicleta. Y la verdad es que deben de estar en buena forma sí, pues el recorrido fue de dieciséis kilómetros. Un total de 120 ciclistas participaron en esta iniciativa de Leboreira, en la que colaboraron el Concello de Pontedeume, la Fundación Deporte Galego y varios patrocinadores. Estaban previstas tres categorías, pero hubo sorpresa al final. En la clase A los ganadores fueron Eloy Couce y Gerardo Calvo ; en la B, Yago Medín y Xan Rey ; y en la C Antonio Casal y Daniel Cendán . Hay que resaltar además que de todos Yago fue además el primero en llegar a la cumbre. Pero la organización decidió ampliar a otras dos. En la infantil masculino los trofeos recayeron en Edgar López, Pablo García y Pablo Placer ; y en la femenina, en María Eugenia Laguna , Rocío Fernández y Saray Calvo . Y nadie quedó sin regalo, pues todos los participantes recibieron una camiseta conmemorativa.