ZP proclama que es posible poner fin al aislamiento histórico gallego

ELECCIONES GENERALES 2008

Promete «recursos» del Estado para ampliar la autopista del Atlántico a su paso por las grandes ciudades

29 feb 2008 . Actualizado a las 15:15 h.

Hay una tierra que crece, que «tiene futuro». El PSOE le llamó Galicia. Por aquí no circulan trenes de alta velocidad. Pero lo harán en el plazo de cuatro años. Incluso el campo, pese a la sangría humana sufrida durante siglos, está llamado a experimentar un «progreso sostenible». Zapatero cruzó el ecuador de la campaña anoche en A Coruña proclamando que es posible acabar con el «aislamiento económico» de los gallegos. Citó, además, medidas concretas para lograrlo, como la ampliación de la autopista del Atlántico en los tramos de Ferrol, A Coruña, Santiago y Vigo.

El candidato socialista a la Moncloa volvió a engancharse en las infraestructuras en la segunda incursión que hace en Galicia desde que, hace dos semanas, se presentaran en Ourense los cabezas de lista al Congreso por las cuatro provincias gallegas. Si en la ciudad de As Burgas proclamó que la «máxima prioridad» para la alta velocidad en la próxima legislatura será la llegada del AVE a Galicia, ayer volvió a repetirlo, ampliando el compromiso a nuevas materias.

«Hoy en Galicia hay más obras públicas que nunca en la historia, más inversión que nunca», bramó ZP para remarcar que su Ejecutivo ha cumplido durante toda la legislatura con el compromiso de asignarle a la comunidad el 8% de la inversión prevista en los Presupuestos del Estado, algo más de 2.000 millones de euros. Es un umbral que «mantendremos» en los próximos cuatro años, insistió el líder socialista.

Tercer carril de la AP-9

Pero Rodríguez Zapatero también se guardaba en la manga otro compromiso dirigido a reafirmar la gran infraestructura del eje atlántico y descongestionar el tráfico de las principales urbes. «Vamos a poner en marcha, porque es una gran necesidad para Galicia -detalló el candidato socialista-, una ampliación» de la AP-9 que comprenda las ciudades de Ferrol, A Coruña, Santiago y Vigo, en las que se construiría el tercer o cuarto carril de circunvalación, un proyecto esbozado días atrás por la Xunta y en el cual el Ejecutivo autónomo también incluye la ampliación del puente de Rande. «Destinaremos los recursos necesarios para vertebrar ese corredor de progreso», esgrimió Zapatero.

A este mensaje en clave gallega le sucedió otro dirigido al mundo del campo, a la agricultura y la ganadería. El candidato de la Z pidió el voto para «trabajar con la Xunta y las comunidades autónomas» para que en todos los núcleos rurales existan «las mismas prestaciones y servicios» que en las ciudades. «Son ciudadanos exactamente iguales», puntualizó, antes de señalar que solo defendiendo esa Galicia «que forma parte de vuestra mejor identidad» es posible avanzar hacia el desarrollo sostenible.

El presidente del Gobierno y candidato a la reelección también insistió en su mitin de A Coruña en uno de los principales asuntos que está tocando en esta campaña: la inmigración. Y arrancó con ello citando, primero, el vínculo de Galicia con la emigración, con esa savia exportada a varios países del mundo, especialmente a América Latina. Zapatero se subió a este hecho diferencial para apelar a cuando los gallegos también eran inmigrantes en otros muchos países y se pedía para ellos la misma «dignidad», dijo, que merecen los extranjeros que ahora llegan a España.

Un fetiche llamado Cañete

Como hace en cada ciudad que toca, Zapatero aludió a uno de sus grandes fetiches de cara al 9-M: Miguel Arias Cañete, el dirigente del PP al que ridiculiza y ha convertido en una especie de caricatura para desatar la mofa en el graderío. «Hablan de las ecuatorianas que van a hacerse mamografías, a las que acusan de colapsar la sanidad pública y del buen servicio que prestaban los camareros de antaño. Y luego se atreven a ir todos los domingos a misa», lanzó el candidato socialista a modo de crítica, antes de confiar en que algún día un obispo también reprenda la falta de humildad de algunos dirigentes del PP.

«Los inmigrantes también somos españoles», vociferó desde el público una voz femenina con acento, que cosechó uno de los aplausos más cálidos del acto.