El movimiento 15-M decide hoy si se mantienen las acampadas

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

La protesta se extiende con la celebración de asambleas vecinales

29 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Seguir o no seguir, esta es la cuestión. Son conscientes de que han hecho historia, pero ahora hay que decidir cómo continuar. El movimiento 15-M, que surgió de forma espontánea como plataforma para denunciar un sistema que consideran injusto y poco democrático, se debate entre seguir adelante, hasta que el cuerpo aguante, con los campamentos, o desmantelarlos y pasar a la siguiente etapa, que parece ser la de las asambleas vecinales que ya van cobrando forma en toda España.

La «Spanish revolution», seguida de cerca por todo el mundo a través de Internet y que hasta se coló en el encuentro de los líderes del G-8 en Francia, se encuentra en standby, especialmente en el caso de la acampada de la Puerta del Sol, en Madrid, la más numerosa y que hasta la fecha ha servido de punta de lanza del colectivo y donde se debatirá hoy a las doce su futuro más inmediato. Se cumplirán justamente dos semanas desde que miles de jóvenes, siguiendo el ejemplo de las revueltas árabes del norte de África, dijeron «basta ya» y se lanzaron a la calle.

Como ha venido pasando hasta ahora, la asamblea general será la que hoy tome la decisión de seguir o no. Democracia asamblearia, en la que caben todas las opiniones. «Nos piden que nos quedemos porque somos los gestores de una sinergia popular», dijo uno de los portavoces del colectivo. «Creo que el momento de las acampadas ha pasado, la demostración de capacidad de convocatoria ya esta hecha. Las acampadas corren el riesgo de normalizarse y languidecer ante la indiferencia de la gente», afirmaba un seguidor.

La presión del desalojo

Con la presión del desalojo en el cogote, el reto ahora es dar continuidad al movimiento a través de su expansión por los barrios y su conversión en un movimiento vecinal. Madrid fue un ejemplo en este sentido ayer, pero en Barcelona y otras ciudades el proceso fue similar: la protesta se extendió a distritos y pequeños municipios. En el caso de la capital, más de 250 barrios y municipios establecieron una «red horizontal sin jefes ni líderes» pero con un moderador y un secretario, que recogieron las propuestas y las transmitirán a las asambleas generales.

«Yo voto no solo por el desmontaje del campamento, sino por la descentralización de las reivindicaciones para que sean más efectivas. Los objetivos hay que lograrlos uno por uno», decía un participante. Y parece que esa es la dirección que está tomando el movimiento. Sin olvidar, como apuntó otra persona, que además «debe tener su epicentro en Internet y las redes sociales».