Mas aparca su drástico plan de recortes sanitarios hasta después del 22-M

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

CiU es consciente del desgaste que le está provocando y que le puede costar muchos votos

27 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Gobierno que preside Artur Mas ha decidido aplazar la presentación de su draconiano plan de recortes sanitarios -que había provocado un gran malestar social traducido en masivas protestas en la calle- para tratar de consensuarlo con los sectores afectados e incluso acepta ahora que no llegue al 10% anunciado. Consciente del desgaste que le está provocando y que podría costar muchos votos a CiU en las próximas elecciones municipales, la Generalitat anunció ayer que no detallará los recortes más drásticos hasta después del 22-M. Por tanto, el consejero de Sanidad, Boi Ruiz, no comparecerá hoy como estaba previsto, sino el director del Servicio Catalán de la Salud, Josep María Padrosa, que hará un balance de las medidas de choque presentadas por los hospitales.

Por otro lado, la Generalitat acusó ayer al Gobierno central de comportarse como un «moroso» con Cataluña por negarse a pagarle los 1.450 millones que asegura que le corresponden a cuenta del fondo de competitividad. «Niegan la cifra y dicen ??te lo pagaré el próximo año??, los morosos se comportan de esta manera», aseguró el portavoz, Francesc Homs. Respondía así al secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, que había asegurado que la cantidad que maneja Economía no se corresponde con la que reclama Artur Mas, sino que es «mucho más reducida».

Este cruce de declaraciones -que ha hecho aumentar la tensión entre ambos Ejecutivos- tiene lugar en vísperas de la reunión de hoy del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en la que el Gobierno catalán reivindicará el pago de esa cantidad, que Madrid reduce y pretende liquidar en el 2013. Homs aprovechó también para cargar contra el PSC, al que acusó de debilitar Cataluña frente a la «pared» inamovible que están encontrando en Zapatero y exigió «un apoyo sin fisuras, sin matices, sin recelos, sin peros, nítido, claro y transparente».