Las provincias vascas se cambian al euskera

Madrid / efe

ESPAÑA

Los populares argumentaron que con esta iniciativa no solo se da respuesta a los acuerdos presupuestarios entre PNV y PSOE

16 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Congreso avaló ayer la denominación oficial en euskera de las tres provincias vascas que, una vez que concluya la tramitación parlamentaria, pasarían a llamarse Araba/Álava, Gipuzkoa y Bizkaia. El pleno de la Cámara dio vía libre a la tramitación de una proposición de ley del PNV para el cambio de la denominación oficial de las tres provincias vascas, al que se opuso el PP. Los populares argumentaron que con esta iniciativa no solo se da respuesta a los acuerdos presupuestarios entre PNV y PSOE, sino que la denominación se «aferrará» al monolingüismo y «erradicará» los nombres en castellano.

Fue el diputado del PNV Aitor Esteban quien defendió la iniciativa y quien recordó las numerosas ocasiones en las que su grupo ha llegado a presentar la propuesta para que los nombres de los territorios vascos fueran conocidos en su grafía. Y para justificar esta medida, recordó que mientras Ourense, Alicante, Gerona o Lérida no han tenido ningún problema para aceptar su denominación en sus respectivas lenguas, para los territorios del País Vasco no se había aceptado nunca. El diputado del PNV pidió que su propuesta fuera aceptada con la misma naturalidad que en los casos de Cataluña, Galicia, Baleares o la Comunidad Valenciana.

La diputada de UPyD Rosa Díez consideró «propio de su partido e ideología» que el PNV plantease esta iniciativa, pero criticó que forme parte de los acuerdos entre el partido nacionalista y el PSOE para la aprobación de los Presupuestos del Estado del 2011.

Tanto el portavoz de ERC-IU-ICV en el debate, Gaspar Llamazares, como el de CiU, Jordi Xuclà, expresaron su respaldo a la iniciativa. El primero, porque «lo que vale para Galicia o Cataluña, vale para el País Vasco», y el segundo, porque supone un «avance» en el reconocimiento del plurilingüismo.

El popular Alfonso Alonso, consideró normal la convivencia de las lenguas, pero precisó que «erradicar una de las dos [el castellano en este caso] no es apostar por la normalización». A su juicio, debería haberse apostado por la cooficialidad y no «aferrarse» a lo que calificó de «monolingüismo impositivo».