Sin reformas, no habrá paraíso

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

La actitud reformista parece haberse convertido en la clave para sacar a España del marasmo de la crisis: los adeptos crecen

19 dic 2010 . Actualizado a las 02:27 h.

La palabra «reforma», que en el diccionario se describe como «acción o proyecto de innovación o mejora de algo», nunca había sido tan importante y cargada de significado como en las actuales circunstancias de España. Por reforma se interpreta cada vez más «rectificación», «compromiso», y «sacrificio», casi siempre. La misma palabra implica «valentía» para su aplicación y, en todos los casos, supone hoy alguna suerte de «esperanza». La usan, o la invocan, ministros y empresarios, financieros y profesores y, desde luego, líderes sociales, a excepción de los sindicales, que seguramente la temen por haber sido demasiado utilizada como eufemismo de recortes y retrocesos en las conquistas de los trabajadores. Pero el concepto «reforma» se ha instalado definitivamente en la vida política y social española con éxito, sencillamente porque la situación es desesperada.

Lo advirtió el ministro José Blanco , quien sabe si el ideólogo, en el Foro de Nueva Economía hace unos meses: «La primera legislatura de Zapatero fue la de extensión de derechos, y la segunda, la de las reformas para garantizar el futuro». Se le hizo algún caso porque Blanco no habla por hablar, pero no se comprendió entonces la profundidad del anuncio. Después ha llegado la catarata de decisiones, no siempre gratas pero cada vez mejor recibidas, porque el personal lo que quiere es que esto se arregle de una vez, aunque cueste. Ahora, Zapatero, metido a gestos de autoridad donde antes había superficialidad, anuncia que llevará la jubilación a los 67 años, a excepción de aquellos trabajadores de salud muy castigada por su empleo, a saber, mineros, etc. Fernández Toxo , líder de CC.OO., amenaza con otra huelga general -o poco general, como la de septiembre-, pero será difícil parar el proceso de decisión porque cada anuncio de este Gobierno, por más que esté agotado, merece un reconocimiento de los que mandan en Europa, es decir, de la señora Merkel , y eso reconforta a los mercados y a los reformistas. En las últimas horas, la canciller alemana expresó su «admiración por las reformas que Zapatero impulsa», y ya han fijado una cumbre bilateral para el 3 de febrero con la que se pretende alejar de una vez los nubarrones del permanente acoso exterior a la economía española.

Convocar elecciones

La cosa debe ir en serio porque hasta el PP, instalado hasta ahora en la política de no comprometerse porque la crisis ya desgasta por su cuenta al Gobierno, se ha movido. Ridiculizado Rajoy por Pérez Rubalcaba en unas declaraciones-parodia en las que, según el vicepresidente, ante cualquier problema el líder popular responde con la única solución de convocar elecciones cuanto antes, ya se filtra que, en lo que parezca razonable, el PP apoyará reformas. Incluso se anuncia que, cuando Rajoy gobierne, algunas de sus primeras decisiones no serán fáciles ni celebradas. Es decir, que el PP no quiere quedarse fuera de la política de reformas, aunque generen impopularidad, quizá porque en año y medio pueden pasar muchas cosas, y si los socialistas, solos y a pulso, reforman lo que haya que hacer, y medio levantan esto, la factura a los populares por no haber colaborado puede resultar abultada.

Es curioso porque la división entre reformistas o contrarreformistas no solo se detecta en política. Las elecciones a la presidencia de la patronal CEOE previstas para el martes también la reflejan. Los aliados Santiago Herrero y Jesús Banegas han levantado la bandera de las reformas imprescindibles para que la CEOE recupere prestigio y pinte algo en este país. En la conferencia de Banegas del jueves -también en este caso el número dos es el ideólogo y el consejero delegado in péctore del proyecto-, advirtió que acabarán con la comedia de 21 vicepresidentes en la CEOE y tanta componenda y prebenda, con lo que el candidato Juan Rosell se queda con la bandera del continuismo y el apoyo del ex presidente Díaz Ferrán , cada vez con más problemas judiciales. El martes tendremos el primer dato importante: si los empresarios quieren reformas o prefieren asistir al proceso con esmoquin.