El Senado acepta el uso de los idiomas cooficiales con la sola oposición del PP

ESPAÑA

Una reforma del reglamento permitirá hablar en gallego y otras lenguas en los plenos y las comisiones

29 abr 2010 . Actualizado a las 09:34 h.

El Senado dio ayer un paso decisivo para que sus miembros se expresen con libertad en gallego, catalán, vasco o valenciano, además de en castellano. Lo hizo al tomar en consideración una iniciativa que prevé la reforma del reglamento para ampliar el uso de las lenguas cooficiales a los plenos, las comisiones y las comunicaciones internas de la cámara. La propuesta presentada por 34 senadores de diversas ideologías, e impulsada por los nacionalistas y los socialistas catalanes, fue aprobada por 134 votos a favor y 122 en contra, los del PP más el de la senadora de UPN, Mar Caballero.

El debate fue muy movido y a veces tenso, con interrupciones, protestas, descalificaciones, aplausos, peticiones de palabra para replicar y llamadas al orden del presidente, Javier Rojo, que llegó a invitar a abandonar el hemiciclo a los senadores populares que protestaron cuando Leire Pajín hablaba en valenciano. «El que no quiera escuchar la intervención que salga del hemiciclo, que nadie le obliga a estar presente», afirmó.

Oposición frontal del PP

Los populares se quedaron solos en su oposición frontal a la iniciativa. Pero su portavoz, Juan Van Halen, se multiplicó, criticó que algunos portavoces nacionalistas utilizaran la lengua como «vehículo de enfrentamiento» y calificó de «ridículo mundial espantoso» que Zapatero tuviera que ponerse los auriculares «en una cámara donde todos nos entendemos en un mismo idioma». «Es algo absolutamente pintoresco», señaló. Van Halen acusó al PSOE de plegarse a Montilla y dijo que gastarse 1.224.000 euros en algo que «no es urgente ni necesario y que, además, no es constitucional» le parecía «completamente increíble».

Por su parte, los socialistas, cuyo apoyo resultó clave para sacar adelante la propuesta, la enmarcaron dentro de la normalidad. Su portavoz, Leire Pajín, la calificó como «un paso decisivo» para el futuro del Senado y dijo que reconoce la realidad de la «España plurilingüe». Habló en euskera, su lengua materna porque nació en Guipúzcoa donde fue a una ikastola; en valenciano, que aprendió de joven en Benidorm, donde vivió durante muchos años, y con la que, dijo, puede entenderse con sus compañeros de Cataluña, Valencia, las Islas Baleares y con algunos de Aragón; y en gallego, que habla una parte de su familia, sus amigos y amigas y la portavoz socialista, Carmela Silva. «Unha lingua con identidade propia, exportada noutros tempos a outras terras, protexida na distancia e un dos maiores elementos de unidade dos galegos e das galegas», dijo.

«Seguramente vamos a hacer algo histórico pero no anormal, no es nada inaudito, simplemente queremos parecernos un poco más a los ciudadanos que representamos», terminó entre fuertes y prolongados aplausos de los socialistas.

No va contra nadie

El principal impulsor de la reforma, Miquel Bofill (ERC), dijo que la propuesta «no va contra nada ni nadie», sino a favor de «nuestras lenguas y, también del castellano, que no se merece ser una lengua impuesta», y llamó al PP sumarse a una iniciativa «imparable».

Pajín advirtió que solo se aprobaba la toma en consideración de la propuesta, que pasará ahora a la Comisión de Reglamento, pero que los detalles se determinarán en el curso de los debates; es decir, cuándo, cómo y dónde se usarán las lenguas cooficiales. Fuentes socialistas aseguraron que su intención es que se empleen en los plenos para discutir mociones, iniciativas y proposiciones de ley, pero no en las sesiones de control al Gobierno. Hasta ahora solo era posible hacerlo en la Comisión General de las Comunidades Autónomas, un órgano que apenas celebra sesiones.