En el limbo de la bajura

espe abuín texto REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Las cofradías gallegas se rebelan contra una definición simplista de esta flota

11 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La Cenicienta de la pesca se va a probar su zapato. La bajura, el segmento de flota más olvidado a pesar de ser el más numeroso, está llamada a ser la gran mimada en la futura Europa Azul, como se conoce al conjunto de normas que rigen la actividad extractiva a nivel comunitario. Santiago, Madrid y Bruselas tienen clara la importancia de la bajura, un pilar fundamental del sector que genera empleo, riqueza y contribuye a fijar población en las zonas costeras. Y están dispuestas a propiciar un trato diferenciado a los barcos que faenan más cerca de la costa que a los que componen la que se conoce como pesca industrial.

Pero no todo es liso y llano. Está clara esa defensa a ultranza de la bajura, para dejarla al margen de las ITQ (cuotas individuales transferibles) y para priorizarla a la hora de conceder fondos estructurales. Lo que no está tan definido es qué se entiende por bajura. Ni las vías que se emplearán para defenderla.

En Bruselas, tan poco amigos de meterse en profundidades cuando de pesca se trata, creen que el tamaño importa. Y el peso también. Por eso sitúan la línea divisoria en los 12 metros y en las 15 GT (toneladas de arqueo). Lo que mida menos de esa eslora y esté por debajo de esa potencia es bajura; lo que supere esa longitud y ese tonelaje, es altura. Al margen quedan otros matices, como el tiempo de estancia en el mar, el tipo de artes que emplean, o la titularidad de la empresa.

Discrepancia

En Galicia, donde tienen su base 5.998 barcos -si se incluyen los auxiliares de la acuicultura-, no se comparte esa división que establecen en Bruselas. «Hai barcos do cerco que miden máis de 12 metros de eslora, pero veñen todos os días a porto, os empregados cobran á parte, empregan artes selectivas e traballan preto da costa; non por medir máis de 12 metros son de altura», explica Xoán López, secretario de la Federación Galega de Confrarías. Y el mismo argumento sirve para las embarcaciones con permiso de explotación (pérmex) para nasa de pulpo, por ejemplo.

Ante ese reduccionismo simplista, Xoán López casi se queda con la definición que se pactó en Bangkok para la FAO: por debajo de 24 metros de eslora, 375 kilovatios de potencia, y que cumpla una serie de características, no solo técnicas, sino también socioeconómicas y de selectividad de las artes de pesca que emplean.

A juicio de López, cualquier definición de bajura tiene que ser abierta, no tajante. Evidentemente hay que tener en cuenta las características técnicas, pero debe ponderar otras cuestiones, como que el barco realice su actividad en las inmediaciones de la costa, que emplee aparejos pasivos, o que el sistema de remuneración sea el denominado aparte, entre otras.

Buenas intenciones

De todos modos, en la Federación Galega de Confrarías no creen ni una palabra de esa declaración de buenas intenciones que hace Bruselas. Es más, aprecian una intencionalidad nada benigna en trazar una línea y situar por debajo la pesca costera artesanal y por encima la pesca industrial. Según explica Xoán López, si se atiende a la definición de la FAO, el 70 % de la flota europea es artesanal, pero si se aplican los criterios que plantea Bruselas, ese porcentaje se reduciría al 40 %, un recorte importante cuando, como él sostiene, la Comisión quiere «privatizar» el mar; esto es, implantar las cuotas individuales transferibles. Aunque, en principio, la bajura quedaría al margen de ese reparto de cuotas por embarcación, se daría la paradoja que en un mismo puerto, barcos que se dedican a la misma pesquería e incluso con el mismo sistema de pesca, unos entrarían en el reparto de cuotas y otros quedarían al margen solo por medir unos centímetros más. A las cofradías gallegas también les escama que Bruselas diga que la mayoría de los Estados miembros se oponen a que la bajura tenga un régimen especial. «Se o 90 % da flota costeira artesanal amarra nos países do sur, ¿a quen escoitaron? ¿Aos daneses?», se preguntan.

Si todos los Estados miembros coinciden en la necesidad de apoyar la bajura, no todos comparten que eso deba hacerse a través de un régimen específico para la pequeña flota costera artesanal. Algunos países creen que con reservar para su actividad las doce millas más próximas a la costa es suficiente. Y aunque comparten la importancia de este segmento de flota para fijar población en las zonas costeras y el menor impacto ambiental y eficiencia por su menor consumo de combustible, no olvidan que también inciden en stocks ya sobreexplotados, por lo que inciden en que tienen como objetivo las mismas especies que no deben quedar al margen de las medidas de conservación y control.