España se acerca a los cinco millones de parados

Colpisa / Efe

ECONOMÍA

Galicia, cuarta comunidad donde el número de desempleados creció más en el último trimestre, con 23.000 personas sin empleo más. La tasa se sitúa en el 17,33%.

29 abr 2011 . Actualizado a las 21:44 h.

Suma y sigue. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2011 confirmó que ocho meses después de la plena entrada en vigor de la reforma laboral España continúa destruyendo puestos de trabajo a un ritmo escandaloso. El número de parados aumentó entre enero y marzo en 213.500 personas, lo que elevó el total de desocupados a 4.910.200, muy cerca de la barrera psicológica de los cinco millones que el Gobierno aseguró hace pocos días que no se alcanzaría. El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, restó importancia a que se alcance esa cifra simbólica tras el Consejo de Ministros pero su jefe el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, sentado a su derecha, le corrigió de inmediato y puntualizó que esta EPA «marca un máximo» y que «a partir de ahora la economía empezará a crear empleo, empleo y empleo y esos 4,9 millones irán bajando, bajando y bajando».

Los datos de ocupación divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que en el primer trimestre de 2011 se perdieron 256.500 empleos. El balance podría haber sido peor para el Ejecutivo y a estas alturas el número de parados sería mayor de no haberse registrado también entre enero y marzo un descenso inesperado de la población activa, de 42.900 personas (el 0,19%), que ayudó a suavizar el mal resultado. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, no quiso extraer ninguna conclusión de esa bajada. A su juicio, 42.900 personas es un número marginal en un universo de más de 20 millones y «podría estar dentro del margen de error estadístico».

La tasa de paro crece casi un punto respecto del cuarto trimestre de 2010 y se sitúa en el 21,29%, más del doble de la media de la UE (9,5%). El porcentaje de desocupados se mantiene por debajo del máximo histórico del 24,55% que marcó en 1994. Sin embargo, entonces la cifra de parados era muy inferior a la actual (3,93 millones), ya que la población activa y ocupada eran mucho menores.

Galicia ha sido la cuarta comunidad autónoma donde más ha subido el paro. El incremento ha sido del 11,32%. Y eleva el número de parados en Galicia hasta las 226.500 personas. Entre enero y marzo 23.000 perdieron su empleo. La tasa de desempleo en Galicia alcanza el 17,33%.

En la Comunidad autónoma la ocupación bajó en 12.500 personas en el primer trimestre del año hasta los 108.070, mientras que la tasa de actividad fue del 54,91%.

En el conjunto del Estado el número de hogares con todos sus activos en paro es de 1.386.000, 58.000 más que en el trimestre anterior, mientras que aquellos en los que todos sus integrantes están ocupados se sitúa en 9.066.000 y baja en 154.600.

El paro subió en el primer trimestre del 2011 en catorce comunidades autónomas, en especial en Navarra (16,76%), Baleares (12,03%), Aragón (11,79%) y Galicia (11,32), mientras que bajó en tres autonomías: Madrid, La Rioja y Canarias.

En términos absolutos, el paro aumentó más en Andalucía, con 60.200 personas, seguido de Cataluña, 40.900, y la Comunidad Valenciana, 24.000. En cuanto a la tasa de paro, Andalucía registró la más alta (29,68), por delante de Canarias (28,52) y Murcia (26,16), muy por encima todas ellas de la media nacional (21,29).

En relación al primer trimestre del 2010, el paro subió más en Aragón (15,96%) y Baleares (13,09%) y solo bajó en Madrid, el 5,50%.

Muchos analistas y algunos líderes sindicales avisaron en los últimos días de que el balance de la primera EPA de 2011 sería desolador. Los datos, da igual cómo se lean, son nefastos, en primer lugar para los millones de personas que sufren las estrecheces y la falta de expectativas derivadas del desempleo -el número de hogares con todos sus miembros activos en paro aumentó en 58.000 en el trimestre y se situó en 1.386.000-, y en segundo lugar porque disipan cualquier espejismo de recuperación o efectividad de las reformas del Gobierno. Además, minan la confianza de los mercados y del resto del mundo en la capacidad de España para superar la crisis. El número de parados crece en tasas desorbitadas desde mediados de 2007, cuando había 1.760.000.

Valeriano Gómez admitió que el dato de la EPA es «negativo» y la situación «grave». «Con las cifras actuales ningún Gobierno puede sentirse contento». Horas antes, Campa subrayaba que los datos son «claramente negativos» y los atribuía a razones estacionales, en concreto a que el primer trimestre nunca es bueno y a que este año la Semana Santa fue en abril, con el consiguiente retraso en las contrataciones vinculadas al turismo. El secretario de Estado aseguró que el sector productivo está en fase de reestructuración, por lo que no se atrevió a señalar el ritmo de crecimiento que debe de alcanzar la actividad para poder generar puestos de trabajo (el objetivo fijado es del 1,3% interanual). Gómez y Campa se aferraron, sin embargo, a la máxima de que se creará empleo neto en la segunda mitad del año.

De nuevo tuvo que intervenir Rubalcaba para transmitir más optimismo. La ocupación mejorará en abril, mayo y junio, y «la EPA de junio será mejor», subrayó.

Destrucción de fijos

Todos los sectores de la actividad redujeron entre enero y marzo su número de ocupados. La industria perdió a 82.000 trabajadores, la construcción cedió 78.500, los servicios 74.600 y la agricultura 21.300. Fue especialmente llamativa la destrucción de empleo indefinido. El número de asalariados fijos descendió en 139.100 personas respecto del trimestre anterior, mientras que entre los temporales la caída fue de 54.300, mucho menos de la mitad. La tasa de temporalidad se situó en el 24,77%. El total de asalariados disminuyó en 193.400 trabajadores.

La evolución del mercado laboral fue en el último trimestre igual de mala para las mujeres que para los hombres (105.800 mujeres ocupadas menos frente a una caída del empleo masculino de 150.700 empleados). En el seno del colectivo de trabajadores inmigrantes se destruyeron 78.000 puestos de trabajo y el número de desempleados aumentó en casi 40.000 personas. Entre la población autóctona los empleos perdidos fueron 178.500.

Por edades, la peor evolución se observa, una vez más, entre los más jóvenes, con un descenso del número de ocupados superior a 200.000 en el segmento de población de entre 20 y 34 años. En cambio, la ocupación mejora entre los mayores de 50 años en más de 24.000 personas.