Quince años de prisión para un primo de Rajoy por participar en un secuestro

Efe

ECONOMÍA

La banda mantuvo encerrado al empresario gaditano Rafael Ávila durante 16 días en junio del 2008.

08 abr 2011 . Actualizado a las 14:24 h.

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a Luis Miguel Rodríguez Pueyo, cabecilla del secuestro del empresario gaditano Rafael Ávila, a 18 años y seis meses de prisión, según una sentencia hecha pública hoy, que establece una indemnización para la víctima de 300.000 euros. La sentencia condena también Luis Miguel Rodríguez Souza, hijo de Rodríguez Pueyo, a 16 años de prisión; a Raúl Brey, primo del presidente del PP, a 15 años y seis meses de cárcel; a Manuel Ibañez, a 13 y medio, y a José Antonio Giles, a 13 años y medio. El tribunal absuelve a otros tres acusados cuya implicación en los hechos no ha quedado demostrada: un hijastro de Rodríguez Pueyo, que ahora quedará en libertad, y la expareja de Luis Miguel Rodríguez Souza y su hermano.

Las condenas obedecen a los delitos de secuestro, contra la integridad moral por las pésimas condiciones en las que mantuvieron encerrado al secuestrado, lesiones por las secuelas «de por vida» que padece y contra la salud pública, ya que le administraron un ansiolítico para reducir sus fuerzas.

Rodríguez Pueyo ha sido condenado también por los delitos de usurpación de estado civil y falsedad documental, ya que, antes del secuestro, adoptó la identidad de su hermano fallecido porque tenía pendientes varias requisitorias judiciales.

La sentencia considera probado que Rodríguez Pueyo tenía un entramado de empresas con Raúl Brey, primo del presidente del PP, Mariano Rajoy, y Manuel Ibáñez, y que para solucionar sus problemas económicos decidieron secuestrar al empresario de Sanlúcar de Barrameda Rafael Ávila porque sabían que su familia tenía negocios inmobiliarios. Para ello Raúl Brey aceptó «de antemano» preparar un box de caballos de su finca en Almonte (Huelva) para encerrar allí al secuestrado, que tuvo como carcelero principal a José Antonio Giles Rodríguez, una persona «dedicada a la prostitución masculina» y a quien los cabecillas proporcionaron hachís y cocaína para que durante el secuestro no tuviera que salir a buscar la droga.

Sobre las nueve de la noche del 2 de junio del 2008 tres personas del Este de Europa previamente contratadas capturaron a la víctima a la salida de su oficina en Sanlúcar de Barrameda y le llevaron hasta el lugar acordado con Rodríguez Pueyo, quien finalmente le encerró en el box, donde permaneció en unas condiciones pésimas hasta que fue liberado por los GEO el 18 de junio. Durante el cautiverio, recuerda la sentencia, el secuestrado siempre estuvo atado, hacía las necesidades en un cubo con una bolsa de basura que a veces se volcaba sobre el colchón donde dormía, en un box con techo de uralita en el que durante el día se alcanzaban los 40 grados y en el que constantemente escuchaba un CD de música árabe con el volumen muy fuerte.

Un intenso operativo policial permitió localizar y liberar al secuestrado y detener a sus captores el mismo día en el que se había acordado el pago del secuestro, que según confesó Rodríguez Pueyo, le iba a servir para pagar a una banda profesional con la que secuestrar al constructor conocido como «El Pocero».