La idea de una Portugal abocada al rescate dispara la presión sobre España

Mercedes Mora REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

Son cada vez más los analistas que consideran que la caída lusa es solo cuestión de tiempo

08 ene 2011 . Actualizado a las 02:27 h.

Año nuevo en las mesas de operaciones y viejos fantasmas recorriéndolas. La relativa tregua de la que disfrutaban los países de la periferia europea en el arranque de ejercicio saltó ayer por los aires. La tormenta comenzó a barruntarse ya el miércoles, cuando el Tesoro portugués tuvo que emplearse a fondo para colocar sus títulos y acabó teniendo que pagar el interés más alto desde que el país gravita en la órbita del euro. La relativa calma de la que disfrutaba la periferia europea comenzó entonces a hacer aguas.

Las dudas sobre la capacidad del Estado luso para hacer frente a sus compromisos son cada vez más profundas y se extienden como una mancha de aceite hacia España. Basta mencionar que 44 de 51 analistas consultados por Reuters están convencidos de que, tarde o temprano, Portugal acabará cayendo por el mismo agujero que antes se tragó a Grecia e Irlanda. Y, lo que es peor, siete de estos expertos opinan que España también precisará del rescate de sus socios.

Preocupantes resultan también los rumores que apuntan a que el Banco Central de Suiza ha puesto la venda antes de la herida y ya no acepta los bonos portugueses como garantía para prestar dinero, algo que ya hizo la semana pasada con Irlanda, lo que demuestra a las claras la escasa confianza de la autoridad monetaria helvética en el futuro financiero del país.

Todo ello con el agravante de que Portugal arrastra unas importantes y urgentes necesidades de liquidez que tendrá que cubrir a lo largo de este mes. Para empezar, la semana que viene necesita colocar más de 1.000 millones en bonos a 3 y 10 años. Si quiere convencer a los inversores para que le confíen su dinero no tendrá más remedio que elevar la rentabilidad, aumentando así el coste de su financiación y retroalimentando las dudas sobre si será o no capaz de cumplir, en tiempo y cantidad, con sus compromisos.

Y no conviene perder de vista que para España, que bastante tiene con sus propios problemas de déficit y financiación, la posible caída en desgracia de Portugal no haría sino agravar las cosas, sobre todo para los bancos, muy expuestos a la deuda portuguesa.

El Tesoro español afronta el jueves de la semana que viene su primer pulso con el mercado. Italia también tiene cita.

Con todo, ayer, y mientras la prima de riesgo -sobrecoste que deben pagar los países por colocar sus bonos frente a los alemanes- portuguesa escalaba hasta los 441 puntos básicos, la española rozaba el listón de los 270. Solo la, otra vez providencial, intervención del Banco Central Europeo, comprando bonos lusos, evitó males mayores.

Mal le fueron también las cosas a la Bolsa: el Ibex despidió la primera semana del año con un descenso del 3%.