«El empeoramiento volverá en septiembre, y será imparable»

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

Sostiene que la clase media «se extinguirá» y que «en cinco años habrá otro sistema económico que precisará menos trabajadores»

23 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Unos le llaman apocalíptico y otros elogian su valentía. Lo cierto es que el ensayo El Crash del 2010 , editado por Los Libros del Lince , se ha convertido ya en todo un éxito de ventas. En sus páginas vaticina que la situación económica está todavía en la precrisis y que el «gran derrumbe» tendrá lugar entre el 2010 y el 2012. Luego, augura, navegaremos por el fondo hasta el 2015, cuando regresará un tímido crecimiento económico. Para entonces, nada será igual. De momento, este catedrático de la Universidad Ramón Llull no se cree ni el milagro Obama, ni en el despegue alemán y francés.

-¿Seguirán creciendo Francia y Alemania?

-No. Ha sido un dato puntual, como la ralentización en la caída del PIB de España. Son repuntes debidos a los fondos públicos inyectados en la economía y al deseo de la ciudadanía de que llegue el milagro. A partir de septiembre u octubre, el empeoramiento volverá, y se acelerará desde enero del 2010, hasta convertirse en una caída imparable a partir de julio.

-¿Entonces, cuánto le queda a España para recuperarse?

-Para que el PIB vuelva a aumentar a tasas anuales del 3%, faltan no menos de 10 o 15 años, y eso ocurrirá con otro modelo: tomando la productividad y la eficiencia como referente, lo que supondrá tasas de desempleo elevadísimas al ponerse de manifiesto el excedente de factor trabajo que existe ahora.

-¿Cree que Estados Unidos recupera su optimismo?

-No hay optimismómetros . Los fondos públicos que el Estado inyectó en la economía han detenido un declive que se debe al agotamiento de una forma de funcionar. Los problemas de base continúan ahí: balances bancarios cuajados de activos basura, deuda privada situada en el 350% del PIB, dependencia de la financiación exterior? Ese pretendido optimismo será flor de unas semanas, hasta que se diluya el efecto anfetamina.

-¿Asistiremos al cierre de muchas más empresas?

-Sí. Después del verano. En septiembre, muchas empresas no abrirán o acometerán reestructuraciones profundas. De ello se echará la culpa a los bancos, pero lo cierto es que esa evolución será debida a un problema interno que España arrastra desde hace siglos y a una situación global que afecta a la economía española más negativamente que a otras.

-¿Habrá quiebras bancarias en España?

-Pienso que no, porque no es útil que una entidad financiera quiebre, aunque también pienso que el Estado intervendrá intensa y profundamente en el sistema financiero.

-¿Qué haría usted con los impuestos? ¿Subirlos o bajarlos?

-Antes deberíamos plantearnos si el Estado está gastando de forma eficiente; y también cómo reducir el elevadísimo nivel de fraude fiscal.

-¿Y con el mercado laboral?

-Cuando España iba bien nadie hablaba de esto, porque la demanda de trabajo tiraba de la oferta. Ahora la demanda ha caído y se quiere vender la idea de que, si se reducen los costes laborales, volverán las contrataciones. Absurdo, ¿verdad?.

-¿Su consejo a las familias?

-Consumir aquello que crean que es necesario, solo eso.

-¿Es el fin de la clase media?

-La clase media está en extinción. Desaparece porque deja de ser necesaria. Era un colectivo al que se empleó con relativos altos salarios y al que se le fue dando acceso al crédito para propiciar el crecimiento económico.

-Si la crisis era sistémica, ¿por dónde irá el nuevo sistema?

-Esta crisis no va a significar un cambio de sistema, para eso aún falta. Lo que sí cambiará es el modelo económico. El modo de funcionar que hasta ahora nos fue tan bien tenía un problema: se crecía, sí, pero desperdiciando recursos y utilizando indebidamente otros. El nuevo modelo se sustentará en la productividad, la eficiencia, y la optimización. Pero tendrá consecuencias. Por ejemplo, no van a ser necesarios tantos trabajadores. El mundo no va a acabarse tras esta crisis, pero cuando la crisis acabe será muy diferente.

-¿Y tras el capitalismo?

-Para eso aún falta. Tomando como norma la duración de los sistemas en los últimos dos mil años, el capitalismo finalizaría entre el 2060 y el 2070. Pienso que el sistema que lo sucederá llevará hasta sus últimas evoluciones la productividad a través del uso de la nanotecnología, de la biotecnología, de la hiperconectividad, del trabajo en colectivos coordinados y del Gobierno de los técnicos. No entro a valorar si será mejor o peor, pero indudablemente será distinto.