«El problema del hambre es que no lo viven los países desarrollados»

ECONOMÍA

El dirigente puntualiza que en la actualidad hay una cantidad de alimentos «superior» a la que necesita el planeta para dar de comer a todos sus habitantes

05 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La cumbre de Roma de la organización de la ONU para la agricultura y la alimentación (FAO, en sus siglas en inglés) debería sentar las bases para frenar una hambruna que se viene anunciando desde hace meses, pero que, a diferencia de los sucedido otras ocasiones, ha tocado a los países ricos y por ello ya se han producido los primeros movimientos, aún cortos. La FAO estima que 862 millones de personas en el mundo no tienen qué llevarse a la boca. Solo en África, 200 millones de ciudadanos sufren de hambre crónica, en una región donde la producción agrícola apenas supone una cuarta parte de todo lo que se genera en el planeta. Pero Germán Rojas, desde Roma, advierte movimientos positivos.

-¿Hasta cuándo habrá que lamentarse por el hambre?

-Es un tema que lleva preocupando mucho tiempo. Yo espero que la gravedad de la situación actual permita a los jefes de Estado adoptar compromisos serios para poner la agricultura como primer punto de los debates. ¿Cuánto tiempo? Dependerá de la voluntad política de los países. Porque hoy existe una cantidad de alimentos superior que la que se requeriría para dar de comer a toda la población mundial. Estamos enfrentados más a un problema de accesibilidad a los alimentos que de producción.

-¿Llega tarde este asunto a la agenda internacional?

-El problema del hambre es que no no lo viven los países desarrollados en primera persona. Llama a sus puertas cuando ven que la crisis alimentaria hace subir el valor de los productos, lo que le otorga un carácter global al problema. Lo que tiene de afortunada, entre comillas, esta coyuntura, es que se visualiza en las naciones ricas, que se dan cuenta de que han de tomarse medidas urgentes para que este problema no afecte a todos, en tanto que hasta ahora era algo inexistente en los países desarrollados.

-Es triste que tenga que producirse por este motivo, que tenga que haber problemas de carestía en el primer mundo para que reaccionen sus gobiernos a una situación que lleva décadas existiendo

-Así es, pero es una realidad. Aquí hay que ver las cosas en positivo, ver que hay una reacción, que es oportuna, que hay condiciones para enfrentarse... No se van a acabar las negociaciones en estos tres días de reunión, obviamente, pero se sientan bases importantes. Ya hay algunas decisiones importantes, como la del presidente Zapatero, que ha comprometido 500 millones de euros [hasta el 2012], también el compromiso del presidente Sarkozy... -¿Se solventa con esas limosnas, con aportaciones económicas, o es cuestión de un mejor compromiso político? -Yo no las llamaría limosnas pensando en las personas que van a recibir esas ayudas: para ellos supone la diferencia entre la vida y la muerte. Esto se tiene que solventar con decisiones políticas que no solo han de adoptar los países desarrollados. En primer lugar, me refiero a los subdesarrollados para que, dentro de las dificultades que tienen, las políticas públicas le otorguen a la agricultura una mayor atención, con mayores inversiones sobre todo en la producción familiar. En esos países, la inmensa mayoría de la población come de lo que los pequeños agricultores están cultivando más que de grandes importaciones. Hacia ese mundo han de ir canalizadas las medidas de apoyo. De ahí la petición lanzada desde la FAO para que se haga una inversión de 30.000 millones de dólares. Y que ese dinero no sirva solo para ayuda alimentaria directa ante una crisis coyuntural de hambre, sino que sirva también para crear infraestructuras para la agricultura, regadíos, fertilizantes, semillas nuevas, condiciones para almacén de granos, prevención para que no se pierdan las cosechas por la sequía... Pero esta cumbre es un primer paso y tenemos que seguir muy atentos en los próximos meses al desarrollo de la crisis alimentaria para que sus consecuencias no sean más graves.

-¿Ha sido el proteccionismo de los países ricos uno de los problemas para llegar a esta situación?

-El proteccionismo de los países ricos a su agricultura no se ha señalado como una de las causas de la actual penuria alimentaria ni del alza de los precios de los alimentos, pero sin duda si se redujera de manera significativa, podría representar una gran contribución para mejorar la situación de los países en vías de desarrollo. -¿Los biocombustibles son una oportunidad o están siendo una de las causas directas de esta situación de hambruna? -Representan una oportunidad. Pero hay que distinguir qué tipo de biocombustibles. La caña de azúcar brasileña no es problemática. Pero lo que se hace con el maíz, la reducción de la superficie destinada a la producción para alimentación, sí que afecta.