El petróleo pulveriza todas las marcas y sobrepasa el listón de los 133 dólares

ECONOMÍA

Algunos analistas creen que la especulación en torno a los precios del crudo puede acabar convirtiéndose en la próxima burbuja financiera

22 may 2008 . Actualizado a las 10:18 h.

El petróleo sigue sin dar tregua. Tanto que el barril de brent pulverizó ayer todas sus marcas y alcanzó los 133,30 dólares por barril en el mercado de Londres, mientras que en Nueva York el west texas llegó a pagarse a 133,72. Esta alocada carrera alcista ha echado por tierra los pronósticos que manejaban los analistas a comienzos de año y las revisiones al alza de estimaciones se suceden prácticamente a diario. Los últimos en elevar sus previsiones han sido Société Générale y Credit Suisse: el equipo de análisis de la entidad gala habla ya de un precio medio para este año de 115 dólares por barril y los expertos del banco suizo lo sitúan en 120.

Por su parte, el multimillonario tejano Boone Pickens, que ha amasado buena parte de su fortuna gracias a inversiones vinculadas al oro negro, ha vaticinado que el west texas alcanzará este año los 150 dólares por barril.

Todo ello, después de que el banco de negocios estadounidense Goldman Sachs, uno de los más activos en el mercado del crudo, pronosticara la semana pasada que la cotización del petróleo de referencia en Estados Unidos llegará hasta los 141 dólares en el segundo semestre y hasta los 148 dólares en el 2009. En el caso del brent, la entidad maneja cifras de 133,8 dólares en el tercer trimestre y de 144,10 a finales de año. Goldman cree que el listón de los 200 dólares podría caer dentro de dos años.

Las causas

Además del temor a que el suministro no sea suficiente para cubrir la demanda, espoleada por la sed de energía de países emergentes como China o la India, los expertos advierten un elevado componente especulativo en el tirón de los precios del oro negro. Tanto es así que algunos analistas alertan de que la situación podría acabar desembocando en una nueva burbuja financiera, cuyo pinchazo tendría consecuencias similares al estallido de la tormenta de las hipotecas basura.

Aversión al riesgo

La aversión al riesgo suscitada por las recientes turbulencias bursátiles, monetarias y de crédito han llevado a muchos inversores a poner sus ojos en los mercados de materias primas y, especialmente en el del crudo, con el convencimiento de que la demanda, cada vez mayor, de las naciones emergentes mantendrá los precios elevados. Pero, para muchos expertos no tiene sentido que el barril de oro negro se pague a 130 dólares cuando la demanda de los países de la OCDE, que consumen la mitad del petróleo que se produce en el mundo, está estancada; y la de Estados Unidos está cayendo.

De ahí que algunas firmas apunten que el componente especulativo perderá peso en cuanto disminuya la incertidumbre en los mercados bursátiles, de crédito y de tipos de interés.

Reservas estadounidenses

En cualquier caso, el detonante del fuerte tirón de los precios en la jornada de ayer llegó del otro lado del Atlántico: el Departamento de Energía estadounidense informó de que las reservas de petróleo de ese país cayeron la semana pasada 5,4 millones de barriles, hasta los 320,4. La mayoría de los analistas esperaban un incremento de aproximadamente un millón de barriles en las existencias de crudo. El Gobierno norteamericano precisó, no obstante, que aun con esa disminución del 1,7%, la cifra se mantiene en niveles habituales en esta época del año.

Por otra parte, ayer se conoció que el PIB español creció solo un 2,7% en el primer trimestre. Y el encarecimiento del petróleo (de más del 40% en lo que va de año) aleja las posibilidades de que se modere la inflación, una de las condiciones indispensables para que la economía recupere los ritmos de crecimiento anteriores a la crisis.

Medidas

El vicepresidente económico, Pedro Solbes, aseguró ayer en el Congreso que el Ejecutivo no se plantea subvencionar los productos de primera necesidad para frenar la escalada de los precios. El ministro abogó por «mejorar la oferta» (en lo relativo a alimentación) y por abrir la importación y aumentar las cuotas de producción en Europa.