El multimillonario estadounidense Warren Buffet saltó ayer de nuevo a la arena bursátil. Y esta vez, al contrario de lo que sucedió el pasado 12 de febrero, su entrada en escena sirvió para resucitar la desconfianza en las principales bolsas mundiales, que cerraron el día con fuertes pérdidas.
El magnate anunció que su oferta para reasegurar 800.000 millones de dólares (527.000 millones de euros) en bonos municipales respaldados por las principales compañías aseguradoras de bonos de Estado Unidos «ya no está sobre la mesa». Aunque el oráculo de Omaha no explicó su decisión, todo parece indicar que las conocidas en el mundo financiero como monolines no han querido aceptar su ayuda.
Pero no fue la retirada de su plan contra la crisis lo que más asustó a los inversores, sino escuchar la temida palabra recesión en la boca del que está considerado como uno de los grandes gurús de las finanzas. En una entrevista a la cadena de televisión CNBC, el segundo hombre más rico del planeta dio por hecho que la economía estadounidense está en recesión. Después de señalar que la descripción académica de esta situación habla de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, afirmó: «Cualquier definición que se realice utilizando el sentido común dice que estamos en recesión». No obstante, puntualizó que no sabe cuánto durará la crisis. Las declaraciones de Buffet se producen después de que la sociedad de cabecera de su gran holdin g, Berkshire Hathaway, anunciara el pasado viernes que su beneficio neto cayó un 18% en el último trimestre del 2007. En la carta anual a los accionistas, un documento cuya publicación se ha convertido en todo un acontecimiento en Estados Unidos, el oráculo de Omaha culpa a la «locura financiera» de la banca norteamericana de la crisis de las hipotecas subprime y denuncia también el egoísmo mostrado por la inmensa mayoría de los presidentes de las grandes empresas norteamericanas al adjudicarse durante años stock option s que les han reportado sustanciosas ganancia s. Las palabras de Buffet cayeron como un jarro de agua fría sobre los inversores y desataron una importante corriente vendedora en los principales parqués del mundo, empezando por Wall Street. En el caso del Ibex 35, la jornada se saldó con un retroceso del 2,34%, el más acusado de Europa y el quinto más importante del año. La proximidad de las elecciones amplifica estos días cualquier movimiento del mercado.
Récord del crudo y el euro
Mientras tanto, el petróleo estableció nuevos máximos históricos en Londres y en Nueva York, a dos días de la reunión de la OPEP, cuyo presidente dejó ayer caer la posibilidad de que la organización opte por reducir su oferta. El barril de brent -la referencia en Europa-llegó a pagarse durante la sesión a 102,29 dólares, mientras y el west texas -referente en Estados Unidos- alcanzó los 103,95 dólares.
El euro hizo lo propio y se acerca ya peligrosamente a la barrera de los 1,53 dólares (ayer tocó un máximo de 1,5274.
También el oro se encuentra a un paso de derribar la mítica barrera de los mil dólares por onza.